sábado, 7 de mayo de 2022

Alex Marco

 

Diez canciones interpretadas en varios idiomas, repartidas en cuatro EPs y tres singles, un baile de su invención, y una quincena de canciones escritas para otros cantantes, es todo lo que conocemos hasta el momento de la corta pero intensa carrera musical de Alex Marco, que apenas parece haber durado cinco años, entre 1964 y 1969. Sin que tengamos otro dato sobre sus actividades o paradero,

Alex 1966
especialmente desde los años 70 del siglo xx, no descartamos la posibilidad de seguir encontrando otras creaciones suyas. Con agradecimiento y reverencia a su fino sentido musical y a su no menos fino sentido del humor, gracias al que hemos pasado un montón de ratos divertidos.   

Las crónicas de la época describen a Alex Marco (Barcelona, 1938) como un joven de vitalidad portentosa, que era actor acreditado desde los 17 años, además de poeta, letrista, compositor, adaptador, periodista, locutor de radio…. A los 20 años se trasladó a Francia, donde tuvo que realizar todo tipo de trabajos, desde descargar sacos en la estación de tren de Lyon, a botones, ayudante de camarero y conserje en hoteles de París, ciudad en la que se estableció, logrando abrirse camino en los medios de comunicación. En 1966, a los 28 años, ya trabajaba como Jefe del Servicio de Variedades de la TV francesa para España, con 11 emisiones a la semana, y era corresponsal de Radio Nacional de España en París. Ese mismo año lanzó simultáneamente en España y en Francia el baile del Bicycle, que más que baile era una gimnasia al ritmo de la música (adelantada, por tanto, en más de una década al aerobic) con movimientos deportivos energéticos inspirados en el ciclismo. Un baile francamente agotador –véase más abajo el clip de la época que demuestra su potencia- que intentaba encontrar un hueco en el entonces saturado, cambiante y enloquecido mundillo de los bailes de moda (madison, yenka, surf, crossfire, shake, plip, pulga, ladrillo, sirtaki, bostella, giro, creep, monkey, stop-op y un largo etcétera) que se venían sucediendo sin interrupción desde el triunfo del twist.











La operación comprendió la grabación de 8 canciones entre 1966 y 1967, distribuidas en cinco discos con versiones en francés y en español: dos EPs y un single editados en España por Belter, más dos EPs editados en Francia por su propio sello independiente, Marco. Aunque existe también un single en italiano (editado por Clan) con canciones adaptadas del segundo EP; y es evidente que se tenía la intención de conquistar el mercado anglosajón, a juzgar por el título de uno de los temas de 1967, The Bike. Además, el nuevo baile fue objeto de orquestadas presentaciones. En París algunos comercios sacaron a la venta camisas “Bicycle” (para chicos) y faldas “Bicycle” (para chicas) ideales para poner en práctica este baile. En Barcelona, ciudad natal de Alex, se organizó una festiva carrera de bicicletas, con el concurso de estrellas de la canción moderna como Los 3 Sudamericanos, Ennio Sangiusto,  Patrick Jaque, Pili y Mili y Rafael Turia, que naturalmente fue ganada por Alex, creador del ritmo y autor de las canciones.

El primero de estos discos iba enfundado en una curiosa carpeta circular, que imitaba la rueda de una bicicleta. Una cosa bien marciana que exigía un trabajo más minucioso del habitual para el encolado de las dos piezas de cartón que la forman. Aquí pueden ver las ediciones francesa y española, realizadas en 1966:







Lo cierto es que la operación, promocionada por toda la prensa musical española, fue un éxito. Revistas como Tele Ritmo declararon la estupenda acogida que el Bicycle tuvo en el mundo ye yé, y reportaron el llenazo que acompañó a las actuaciones de Alex Marco en París, Barcelona y Madrid. Grupos como The Rocking Boys, llegaron a grabar sus propias versiones de los temas bicicleteros de Alex. Buena prueba de este éxito es también que los discos originales del Bicycle sean hoy fáciles de encontrar (y por tanto adquiribles a bajo precio) en el mercado de segunda mano, debido a la gran cantidad de unidades que se vendieron en su momento. Las canciones del nuevo género, el bike, eran sumamente energéticas y vigorizantes, con ritmo deportivo y melodía cinética, para evocar tanto el esfuerzo y la respiración agitada del ciclista como su movimiento a bordo de las dos ruedas, reproduciendo  ingeniosamente sus arranques, carreras, ascensos, o vertiginosos descensos, con una fantástica producción e instrumentación a cargo de la orquesta de Sam Clayton.  Y aun sin renunciar al ritmo bicicletero, su segundo disco reservaba un espacio al intimismo y la poesía con el tema Si te mentí (titulado Tu m’as menti en la versión francesa, y Deserto in spiaggia en la italiana): un delicioso tiempo medio tiempo que parecía mostrar la faceta más romántica del ciclista arquetípico, al que cabía imaginar pedaleando, ensimismado en sus propios pensamientos y emociones.

Aquí el segundo disco de la serie, en su edición francesa y española, de 1967; y un single publicado en francés en España por Belter:















Aquí la canción Si te mentí, en versión italiana


Aunque condenado a verse eternamente asociado al éxito del Bicycle, lo cierto es que Alex Marco fue más, mucho más, que el creador de un baile rápidamente pasado de moda. Hemos podido rastrear su actividad como compositor y letrista al servicio de algunos cantantes franceses, asentados en Francia o procedentes del país vecino, como Nancy Holloway, Jose Francis, Charles Aznavour, Robert Jeantal y, en especial, de Georgie Dann.

Se dice que las energías semejantes se atraen y el caso es que Alex Marco tenía mucho que ver con Georgie Dann, un cantante igual de dinámico, imaginativo y aficionado a inventar de nuevos bailes, que llevó a cabo una hazaña similar a la realizada por Alex pero justo al revés, saliendo de Francia para asentarse en España. Alex y Georgie coincidieron en París y firmaron juntos nada menos que ocho canciones, pertenecientes a los dos primeros EPs que Georgie, bajo el apodo de “mister surf” grabó en español, ambos fechados en 1964,  que constituyen la más importante -y escasamente conocida- inmersión del cantante francés en el ye-yé. Discos grabados todavía en Francia y publicados por el sello Pathé, que fueron un preludio a su desembarco artístico en España, donde no tardó en lanzar nuevos bailes de su creación, comenzando en 1968 con el Bolava, al que seguirían muchos otros.














Alex Marco continuó ayudando a Georgie Dann durante sus primeros pasos en España, adaptando al español las letras de sus canciones originalmente escritas en francés: Tout ce que tu sais, tema con el que Georgie concursó al VI Festival de la Canción Mediterránea, celebrado en Barcelona en 1964, que fue un éxito considerable, ya que fue objeto de numerosas versiones, dos en francés por Salomé y Luis Recatero, y muchas otras en castellano (con la letra adaptada por Alex) a cargo de Francisco Heredero, José Guardiola, Wilma Goich, Juan Pedro Somoza y Quixot's Quartet; y Bye Bye et Oublie-Moi/Bye bye olvidame, la incursión más potente de Georgie en la musica beat, que publicó en 1965 en formato single y EP (con versiones distintas en español y en francés), aunque curiosamente este tema ya lo había grabado en castellano Luis Recatero (composición Georgie Dann, letra Alex Marco) en un EP de 1964.













Unos años más tarde, al mismo tiempo que Georgie lanzaba en España el baile del Bolava, Alex Marco volvió a entrar en el estudio de grabación acompañado por la francesa orquesta de Sam Fenering para registrar uno de los discos más raros, bizarros y enloquecidos de toda la historia del pop español, muy propio de su arrolladora creatividad. El artefacto se titulaba La vaca de la paz / Papá, mamá y el nene, y fue editado por el sello independiente Sintonia/Espectra/Marco en 1968. Publicado, al parecer, sólo en España, pero con canciones deudoras de su experiencia francesa, en especial la de su cara B, un estridente tema con vientos, catalogable como "freak-soul-de-protesta", con letra ácida corrosiva que ironiza sobre las nuevas generaciones y los hippies, nombrando incluso a Daniel Cohn Bendit, uno de los protagonistas de las protestas de mayo de 1968 en París; tema que, evidentemente, no se ajustaba al mínimo decoro requerido en las artes musicales de la España de los años 60, que fue censurado en todas las (muy escasas) copias del disco que se publicaron, por medio de pegatinas que impedían su reproducción. De modo que si ya es raro encontrar una copia de este disco hoy en día, encontrarlo con la cara B reproducible es prácticamente un milagro.




Lo que no llegamos a entender es cómo la cara A del disco se salvó de las pegatinas censoras, porque es otra barbaridad de pop surrealista y enloquecido, aunque, eso sí, más afinado que la cara B. Un potente número en el que Alex canta al frente de una banda de garaje, alternando el español con idiomas inventados (que quieren sonar a chino y a inglés-con-acento-yankee), en una especie de conversación absurda entre líderes de potencias militares con el tema de la guerra fría de fondo y constantes zumbidos de bombas y explosiones, que acaban llevando al oyente, una y otra vez, a un estribillo con arreglo oriental: “a niki-niki-chiki-taka, quiere decir la vaca, la vaca , la vaca, la vaca de la paz”.

Esta vaca de la paz parece al mismo tiempo una parodia del tema La paloma de la paz que el cantante valenciano de protesta Colonel Pipo había publicado un año antes en un EP del sello Sesion, donde incluyó otro tema, ¡Basta ya!, que además de coincidir con Alex Marco en el estilo ácido y garajero, está lleno de sonidos de bombas y efectos especiales. Incluso hay una semejanza en las portadas de los discos de ambos cantantes, que llevan dibujos de los animales simbólicos de la paz, ambos de color blanco: una paloma asustada entre balazos en el del Colonel Pipo y, agárrense, una vaca alada, con un sujetador en las ubres (!), en el disco de Alex Marco. Y es que Alex estaba sin duda atento al mundo del pop español, gracias a su puesto en la radio y televisión francesa, donde llevaba a cabo emisiones orientadas a oyentes de habla hispana de Europa e Hispanoamérica.






Y aquí una edición distinta del mismo disco:






La última actividad musical que conocemos de Alex se data en el año mágico de 1969 y está vinculada a la francesa Chiqui Jeff, o Chiquita, que no es sino la cantante Graziella Madrigal en sus inicios, que destacaría en los años 70 como cantante de jazz y soul con el grupo Giant y junto al instrumentista originario de los Balcanes Janko Nilovic. Pues bien, resulta que Alex impulsó, o apadrinó, como había hecho en 1964 con Georgie Dann, la entrada de Chiquita en el mercado discográfico español, a través de Belter, la discográfica que había publicado en España sus discos bicicleteros, firmando a medias con ella cuatro canciones, editadas en dos singles: Playa de Palma / J’aime… J’aime, y L’aveugle (la ciega) / Quiero alunizar junto a ti. Dos discos de pop elegante, de calidad, que cabe denominar mainstream por moverse en parámetros comunes a la música de consumo, sin descollar ni por arriba ni por abajo… Con la única excepción de Quiero alunizar junto a ti, que en nuestra opinión roza la genialidad. Un delicioso tiempo medio en la onda groove-vocal, grabado bajo la dirección del gran Janko Nilovic, con la original idea de ambientar un romance nada menos que en la luna, el planeta romántico por excelencia, aprovechando que ese mismo año los humanos habían puesto por primera vez el pie en su superficie.... Y jugando con un verbo, alunizar, tan cercano fonéticamente a ese otro, alucinar, que tan de moda seguía estando entonces a raíz de la moda psicodélica. Moda que tanto Alex Marco, con su single La vaca de la paz de 1968, como el propio Janko Nilovic, con el LP Psyc Impressions de 1969, y posteriores grabaciones como Drug Song, prohibida en Francia, demostraban conocer de primerísima mano.





Quiero alunizar junto a ti servía muy bien para cerrar con broche dorado la década de los años 60 y también –hasta donde es conocida por nosotros- la breve y curiosa carrera musical de Alex Marco, dueño de una creatividad realmente arrolladora.



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