viernes, 31 de diciembre de 2021

María Cinta

 


Por si todavía no se hubieran dado cuenta, deben saber que María Cinta fue una de las más grandes chicas ye-yé en la España de los años 60. Nacida en Barcelona en 1952, de padre mallorquín y madre francesa, María Cinta Rosselló Labatut debutó en el mundo de la canción arropada por los creadores de la Nova Cançó catalana, grabando su primer disco a los 11 años, un EP de canciones navideñas junto a Josep María Espinàs, uno de los fundadores del colectivo de cantautores Els Setze Jutges. 

Fue, por tanto, niña prodigio, semejante a otras niñas españolas que debutaron a temprana edad en el mundo de la canción. Nos referimos, claro está, a Marisol (1960), Maleni Castro (1961), Rocío Dúrcal (1962), Morucha (1962), Estrellita (1962), Ana Belén (1964), Alicia Granados (1964) y Mónica (1967). 

Si conocen la trayectoria de María Cinta en los años 60 quizá les parezca inadecuado meterla en el mismo saco de las niñas cantantes españolas, por ejemplo porque ella nunca cantó flamenco, como si hicieron casi todas sus colegas, o porque orientó su música hacia un público catalano-parlante, a lo largo, nada menos, que de 7 EPs para el sello Edigsa. Demostrando, además, como es lógico por tener madre francesa, estar mucho más cerca de las tendencias musicales que se desarrollaban al norte de los Pirineos, donde llegó a publicar otros 3 EPs, grabados en francés y editados por sellos franceses.


Pero estas son sólo algunas pinceladas principales del cuadro. También es cierto que María Cinta grabó un single en castellano, que concursó en el Festival de la Canción de Benidorm y que fue actriz de cine musical, orientado a un público infantil y juvenil, muy en consonancia con las tendencias dominantes entre las niñas cantantes de su tiempo. Porque no nos cabe duda de que el fenómeno de las niñas prodigio españolas fue el principal estimulo para su lanzamiento.

 Curiosamente María Cinta manifiesta claros paralelismos con la también niña prodigio catalana Alicia Granados (Manresa, 1954), dos años más joven. Aunque Alicia grabó todos sus discos en castellano, tampoco hizo nunca flamenco y se presentó en 1964 con un disco que parece espejo de los dos primeros EPs de María, publicados el mismo año. Porque si Alicia hacía toda una declaración de intenciones en este primer disco, con un tema autobiográfico titulado Alicia es así (escrito por el gran Jorge Domingo), María hacía lo propio en su EP de debut con un tema titulado igual que su nombre, María Cinta. Pero no acaba ahí la cosa, otro de los temas del primer EP de Alicia, Batiendo palmas, es versión en castellano de Allez tapez dans les mains, una de las canciones incluidas por María en su primer EP francés, editado igualmente en 1964.


Y puestos a seguir comparando, más allá del subgrupo de las niñas prodigio, en relación con las principales cantantes catalanas de su tiempo, María Cinta destaca como absoluta reina del ye-yé-en-catalán. Porque en Cataluña hubo unas cuantas chicas ye-yé, o cantantes que eventualmente hicieron ye yé, que orientaron la mayor parte de su producción hacia el mercado estatal: casos de Betina, Renata, Salomé, las Hermanas Serrano o Lita Torelló, que a pesar de haber grabado algunos discos en catalán obtuvieron su mayor popularidad por su producción en castellano. Mientras que otras menos conocidas lo hicieron al 50 %: casos de Maika, Nuri, Encarnita Ortiz, María, o las Hermanas Ros, que grabaron aproximadamente la mitad de sus discos en catalán y la otra mitad en castellano. Al margen de estas comparaciones dejamos a Jacinta, Guillermina Motta, María del Mar Bonet, Alicia Tomas, Magda, Nuria Feliu, María dels Angels o Eulàlia, que grabaron discos (casi) exclusivamente en catalán. Porque, sin descartar que pudieran haberse acercado en alguna ocasión a la onda ye-yé, destacaron por cultivar otros estilos. 

Además de haber sido la cantante más prolífica del ye-yé en catalán, María acumuló muchos otros méritos para poder considerarla como una de las grandes intérpretes del género. Su insultante juventud, el delicioso timbre, puro, encantador, de su garganta y, sobre todo, el repertorio musical desplegado en sus discos. Ya desde su EP de presentación, que contenía canciones cien por cien autóctonas, escritas por autores catalanes, con la excepción de una escrita por Henry Salvador, Miní, petit ratolí (grabada en castellano por Ennio Sangiusto con el título de Pepino) que anunciaban la raigambre a la vez catalana y filo-francesa de su producción; arreglos lujosos y juguetones en una feliz onda lounge-ye-yé característica de la época, aquí protagonizados por guitarra de punteo y xilofón, que me atrevería a bautizar como poing-ye-yé (por la manera de terminar ciertos fraseos), en el que también era bienvenido el scat vocal, como ocurre en Tu m’acompanyes; y una voz llena de inocencia, que se presentaba a sí misma como amante del twist alternando graciosamente el ye-yé con el que-qué, en la ya citada canción autobiográfica María Cinta. Aquí tienen este primer EP completo:



Para colmo, al grabar discos en Francia, María se codeó con lo más florido del ye-yé galo, trabajando con directores musicales de la talla de Roland Vicent y Jacques Denjean, llegando incluso a actuar en la televisión francesa. Aunque su discografía fue menos numerosa, se podía medir en todo lo demás con las chicas ye-yé del país vecino: dulzura, desparpajo, gracejo, inocencia, alegría y sensualidad, prolongando el lolitismo en la chanson francesa cuando Françoise Hardy, France Gall o Sylvie Vartan ya habían superado su pre-adolescencia. Para los puristas que quieren encontrar la cuna del ye-yé europeo en Francia, María Cinta debe considerarse desde luego como una ye-yé mayúscula. De su repertorio francés destacamos las joyas de su EP de 1965: Qui sera mon prince charmant? (Que nada tiene que ver con Un prince charmant de France Gall recordando sin embargo más al estilo de la Hardy), la suprema placidez de Une fille méchant o la divertida Ton yo-yo, que tenía todos los ingredientes para ser un hit, posible fuente de inspiración para la posterior canción Yo-yo ye-ye de Kinita (1969). Canciones todas ellas que parecen haber sido expresamente compuestas para María por autores franceses, ya que desconocemos otras versiones de las mismas. Disfruten, disfruten aquí mismo de estas maravillas: 






Retornando a su discografía catalana, el siguiente EP de María, publicado todavía en 1964, incluía piezas tan ye-yé como Veniu amics, escrita por Andreu & Borrell, que además de incluir las características sílabas en sus adornos corales tenía una temática relativa a la solidaridad y el hermanamiento de la juventud muy propia del momento, que tiene paralelos en canciones como Canteu companys, canteu amics (María); Cantemos (Los Sírex, Licia); Ven con nosotros (Renata); Ven con nosotros (Marta Baizán); A mis amigos, a mis compañeros (Mario Rocco); Compañeros (Sonia); Compañeros (Rosalía) etc. Otro de sus temas, Vine a París, era un dulce retrato, a base de instantáneas, de la capital del Sena, sin duda vinculado a la propia biografía de María, que ese año viajó a París para grabar su primer disco  en francés.



La utilización de temas de contenido general que al mismo tiempo podían tener una lectura particular en la propia biografía de María Cinta continuó en su siguiente EP, fechado en 1965, con la canción El cor canviarà, un nostálgico tiempo medio alusivo al período de transición que supone el fin de la infancia (y comienzo de la juventud), el mismo que entonces experimentaba la cantante, que apenas sumaba 13 primaveras, subrayado por la portada del disco, que muestra a María usando todavía muñecas infantiles. Este estupendo EP contenía también una brillante versión del éxito eurovisivo de France Gall Poupée de cire, obviamente traducida como Nina de cera. Y dos canciones de estilo “beat enriquecido”, con saxofón y una colorida instrumentación: Per què no em dius adéu? de Reixach& Borrell, y la fantástica El llimoner, adaptación de Lemon Tree, tema llevado a la fama por Peter Paul & Mary en 1963, trío que constituyó uno de los principales referentes folkies de toda la Nova Cançó, aunque María, acompañada por la orquesta de Marc Blond, transformó completamente el original, haciendo una versión mucho más rítmica y colorida.



Para la portada de su siguiente EP, publicado en 1966, la niña del anterior disco lucía ya como toda una mujercita, presentándose en el interior con un sonido más duro, puro beat inglés… Que recibió, sin embargo, a través de chicos ye-yé franceses. Así lo prueban Les marionetes, versión de Les marionnettes de Christophe, y también Al so de les guitarres, que adaptaba Aux accords des guitarres de Jacques Debout. El disco dejaba espacio además a la balada romántica, tan del gusto (también) francés, con una versión del entonces jovencísimo Hervé Vilard y su J’ai envie, titulada Jo, que vull.



El año 1967 marcaría un punto de inflexión en su carrera: se presentó al IX Festival de la Canción de Benidorm, celebrado a mediados de julio, con una canción en castellano titulada 17 años, escrita por Iquino y Escobar, es decir, los propietarios del sello discográfico y cinematográfico IFISA. María estaba vinculada a la órbita del director Ignacio F. Iquino desde que participara como extra en el rodaje de Las aventuras de Morucha, filme musical de 1962 de la misma productora. La aventura en Benidorm le permitió grabar un nuevo disco, un single editado por la propia IFISA, con el tema concursante en el festival en la cara A, una canción inspirada en los pensamientos de una adolescente en el día de su cumpleaños, acompañado en la cara B por la balada El ángel de la noche, versión de un éxito del crooner francés Ricardo.


Aunque el contenido de 17 años encajaba plenamente en la onda ye-yé, reflejando el gusto de las jovencitas por las minifaldas, musicalmente es un tema inclasificable, con una estructura más propia de una secuencia cinematográfica que de una canción pop. Y es que, efectivamente, esta canción estaba destinada a formar parte de la banda sonora del filme La Mini tía, divertida comedia de Ignacio F. Iquino estrenada en 1968. La versión que finalmente se utilizó en la película fue grabada, en cambio, por la cantante Piedad, acompañada por el conjunto Los Vampiros, que se publicó en otro single de IFISA fechado en 1968. Esta Piedad dicho sea de paso formaba parte del equipo habitual de artistas que solía protagonizar las comedias de esta productora (junto con los humoristas Cassen, Mary Santpere, Alady o el cantante Mochi), ya que figura como actriz de reparto -Piedad Martínez- en dos de ellas, 07 con el 2 delante (Ignacio F. Iquino, 1966) y La viudita ye yé (Juan Bosch, 1968), participando además como cantante en la banda sonora de otras dos, ambas dirigidas por Juan Bosch: El terrible de Chicago (1967) y el musical Chico Chica Boom (1969). Mientras que, además del citado single, publicó un EP de 4 canciones con su mismo sello. Todo un universo genuinamente pop, el de la productora IFISA, digno de conocerse.


Las aproximaciones de María Cinta al séptimo arte culminaron a finales del 1967 con el rodaje de la película Elisabet (Alexandre Marti, 1968), que ella misma protagonizó junto a la pareja de niños cantantes Queta y Teo, y al cantante de origen ecuatoriano Guillem d’Efak, que se estrenó en julio de 1968. La idea original del director, que adaptaba al cine una novela de  Josep María Folch i Torres, era incluir las canciones de su banda sonora en catalán, si bien sólo se autorizó que se pusieran en este idioma unos villancicos, aduciendo que el castellano sería más adecuado para el público infantil al que iba dirigida la película. La peripecia del rodaje y estreno es narrada con mucha información sobrante y un innecesario victimismo en este blog, al que no parece importar que el catalán también tuviera amplios espacios en la televisión publica estatal durante los años 60, que la proyectada versión catalana del filme viera por fin la luz años más tarde, durante la transición; o que la industria cinematográfica independiente en los años sesenta fuera, por lo general, dentro y fuera de Cataluña, una labor de héroes.





Sea como fuere, las canciones que María Cinta grabó para las versiones catalana y castellana del filme nunca llegaron a editarse en vinilo. Podemos saber algo de ellas por los fragmentos de la película que se encuentran subidos a youtube, que muestran a una María Cinta realmente esplendorosa, cuando contaba alrededor de 16 años.


Por el contrario, sí que se editaron en EP cuatro canciones del filme grabadas en castellano por Queta y Teo, dúo infantil originario de Mallorca que así mismo había trabajado junto a María Cinta en la grabación de un par de EPs. Los niños que formaban el dúo eran hijos del comandante Pizá, militar mallorquín del Ejército del Aire que escribía la mayor parte de sus canciones, que, para sorpresa de algunos, trabajó intensamente por la valorización y difusión del catalán, favoreciendo que Queta & Teo publicaran una amplia discografía, formada por una docena de EPs y un single.

Y hasta aquí las aventuras yeyé de María Cinta. Tras grabar un tercer EP en Francia en 1969, María desapareció de los escenarios hasta 20 años más tarde, cuando retomó su carrera discográfica. Pero esa ya queda fuera denuestro foco de atención. 


Encarnita Ortiz

    Toda la carrera musical y discográfica conocida de la gran Encarnita Ortiz se concentra en el año 1965, cuando sabemos que participó en el VII Festival de la Canción Mediterránea, celebrado en Barcelona los días 25, 26 y 27 de septiembre de ese año, en el que también publicó toda su discografía, compuesta por un single y dos EPs con el sello Emi Regal.

    Gracias a una breve reseña publicada por la revista Fans (nº 19, 4-10-1965) sabemos que Encarnita era oriunda de Granada y, si todos los datos que aporta son correctos, que nació en 1950, se estableció Barcelona cuando contaba 7 años, que hablaba perfecto catalán y que era una quinceañera chica yeyé, amante de los conjuntos beat españoles, cuando despuntó en el mundo de la canción. 




    Encarnita estaba estrechamente ligada al prolífico compositor barcelonés Jordi Domingo Mombiela (1928-1991), que desarrolló una intensa actividad musical durante toda su vida, componiendo un sinfín de éxitos de canción ligera bajo el nombre de Jorge Domingo durante los años 60, con los que acostumbró a concursar en certámenes musicales, que fueron interpretados por una pléyade de artistas. Sólo enfocando el período que solemos trabajar en este blog, comprendido entre 1963 y 1967, sus creaciones fueron grabadas por cantantes y conjuntos tan señeros como Alicia Granados, Gelu, Luisita Tenor, Jorge Teijón, Licia, Los Cheyenes, Ana & The Modern Four, Marta Seyes, Mayte Blanco, Franciska, Rafael de la Rosa, Los 4 Barmans, Santy o Madalena Iglesias, entre otros.

    Es obvio que Jordi tenía un vínculo especial con Encarnita, que no tiene parangón en otros artistas. No sólo es autor de todas las (diez) canciones que publicó la cantante catalano-andaluza, también fue arreglista y músico de acompañamiento en la grabación de sus tres discos. 

  El primero de la serie es un emotivo EP, adscribible al universo de la Nova Cançó, con 4 canciones en catalán que Encarnita desgrana acompañada al piano por Jordi, con unos arreglos sinfónicos añadidos que le confieren un tono de lo más poético y nostálgico. Aquí tienen el EP completo:



    Para el siguiente disco EP, que lleva numero de serie correlativo con el anterior, Encarnita y Jordi cambiaron de registro, grabando temas de copla española modernizada, que cabe vincular con la moda del flamenco ye-yé que entonces estaba en pleno auge. Un disco que manifiesta auténtica devoción por las tradiciones y los tópicos de la cultura andaluza, en la que sus autores demuestran haberse empapado (hasta las cejas), para devolverla reluciente y renovada. 



















    Porque Encarna está inmensa cuando canta Morena de verde luna, tema del gran Jordi Domingo que ya habían grabado a principios de los 60 Rudy Ventura con su conjunto, Los 4 Barmans, Los 2 Españoles, Rafael de la Rosa y Luisa Linares y los Galindos, que aquí es actualizado y elevado a una potencia lírica que puede hacer brotar las lágrimas al más pintado.

    El tema aparece en portada como pieza estrella del EP, aunque las otras canciones que contiene están a su misma altura, en especial Válgame la Macarena, igual de estremecedora y luminosa. De nuevo un tema de Jordi Domingo que fue grabado en el mismo año 1965 por dos conjuntos yeyé, en sendas versiones, con un tratamiento bien distinto: Los Ebora, en plan flamenco beat, y Los Cheyenes, por el palo del garaje-rock-aflamencao. 



Aquí tienen la suprema versión de Encarnita:


    Completan el EP Puntos suspensivos
, un imposible pero absolutamente gozoso cruce entre la copla y el beat, que puede hacernos caer rendidos, postrados ante la grandeza de esta cantante, que se revela como  Encarnita o Encarnación divina cuando acomete los característicos melismas con los que las tonadilleras acostumbran a lucirse. Y un tema llamado Inspiración (algo de lo que va sobrado el disco), el menos andaluz de los cuatro, orientado por los senderos de la canción italiana. Pero escuchen Puntos suspensivos, porfa.




    La guinda a toda esta sobredosis de buen gusto fue el  single El primer piropo / Vorágine, que incluía en su cara B una versión en castellano de Vertigen, tema de su  EP cantado en catalán, y en la cara A una de las piezas mayores de todo el ye-yé español: El primer piropo (en opinión de Vicente Fabuel una canción portentosa) con letra descriptiva de las emociones que siente una muchacha adolescente ante el despertar de la pubertad.

    El primer piropo fue el tema que Encarnita interpretó en el VII Festival de la Canción Mediterránea, donde al parecer concurrió como cantante invitada, fuera de concurso, a causa de su breve edad, ya que no figura en ninguno de los listados oficiales de los artistas que concurrieron a aquel certamen, cuya crónica pueden consultar en este enlace. El tema fue además objeto de versiones por otras punteras chicas ye yé del momento: la aragonesa Licia, tan adolescente como Encarnita, que lo incluyó en su segundo EP para Vergara, también de 1965; y la madrileña Mayte Blanco, que lo incluyó en su único EP, para el sello Tempo, del mismo año. 



Si las versiones de Mayte y Licia iban sobrecargadas de ye-yés corales rellenando cualquier espacio libre dejado por el texto, en una especie de horror vacui sonoro, que dejaba bien clarito a qué estilo pertenecía esta canción, la versión de Encarnita nos parece quizá la más sutil y elegante, generosa en detalles miniaturistas como el gritito incluido tras los primeros acordes; prueba del amor y el esmero con el que fue realizada esta grabación. Escúchenla porfi:


Hasta aquí las grabaciones de Encarnita Ortiz editadas en vinilo. Sabemos que existen más en algún archivo, concretamente de su faceta como cantante de copla, según demuestra otra canción escrita por Jorge Domingo, con letra de Ricardo Tejada, que también fue grabada en 1965: Cuna de califas (canto a Córdoba) que se encuentra en youtube, extraída de una cinta, con calidad regular de sonido. Aunque esta no suena ye yé.


Ahí lo tienen, lo han podido comprobar, un caso insólito, especialmente para los tiempos que corren: dos artistas catalanes, postrados humildemente ante la grandeza de la cultura andaluza, que además supieron reinterpretar con enorme elegancia. Nos gustaría que cundieran ejemplos como este. El mestizaje es la vida misma.


Alexandra

Alexandra fue una estilosa cantante profesional, curtida ante el público europeo, que a finales de los años 60 del siglo xx recorrió escenarios de Milán, el Hotel Savoy de Londres y el Casino de Estoril en Portugal.


En 1967 tuvimos la suerte de que grabara un single en España para Sonoplay, con divertidos temas soul-ye-yé. La cara A llevaba una versión del tema de los Four Tops (Reach Out) I'll Be There (1966) adaptada al castellano con el título Es mejor dejarlo como está; tema que por entonces hacía furor en España, ya que también lo grabaron Bruno Lomas, Alex y Los Findes, Vicent, Los Cuernos, Los Stop (con un título diferente: Extiende tus brazos) y hasta en versión flamenco-pop por Maruja Garrido. Aunque en mi opinión particular lo mejor del disco estaba en su cara B, A todas tomas por tontas, un tema firmado por el exitoso cantante Luis Aguilé, en el que Alexandra mostraba sus mejores dotes vocales, acompañada por un chispeante conjunto soulero.




Al parecer, fue el propio Luis Aguilé quien favoreció que Alexandra volviera a ser contratada poco después para una interesante aventura discográfica y fotográfica, la novela musical Canción de amor, escrita por Antonio Losada y financiada por la marca de leche condensada La Lechera, con canciones compuestas por el propio Aguilé, con arreglos musicales de Leon Borrell, Waldo de los Ríos y Gérard Bercy. Una novela única en su género, la primera de carácter musical que se emitió en España a través de la radio, por cerca de 70 emisoras, desde el día 13 de enero de 1969. 

El proyecto tuvo una plasmación física en un disco, editado por Nestlé en 1969, que contenía una canción interpretada por Alexandra, ¿Qué será de mí?, de nuevo un numero soul ye-yé de lujosa producción, que continúa en la onda de A todas tomas por tontas; y en una foto-novela, o más bien en una novela ilustrada con fotos, que acompañaba al disco, en la que Alexandra participaba como modelo estelar, encarnando nada menos que a Estrella: la protagonista de una narración pensada para enternecer los corazones de los españoles.


Por exigencias del guión, Estrella (Alexandra) es una humilde cantante gallega, invidente, de cabellera morena, al principio del relato. Que se convierte en rubia-de-peluca al final, cuando logra abrirse paso en el mundo del espectáculo y triunfar al lado de Luis Aguilé (quien, por otra parte, encarna a un compositor rebelde).















Llegados a este punto nos quedamos con la miel en los labios, 
ya que carecemos de dato alguno más sobre esta artista.