viernes, 31 de diciembre de 2021

María Cinta

 


Por si todavía no se hubieran dado cuenta, deben saber que María Cinta fue una de las más grandes chicas ye-yé en la España de los años 60. Nacida en Barcelona en 1952, de padre mallorquín y madre francesa, María Cinta Rosselló Labatut debutó en el mundo de la canción arropada por los creadores de la Nova Cançó catalana, grabando su primer disco a los 11 años, un EP de canciones navideñas junto a Josep María Espinàs, uno de los fundadores del colectivo de cantautores Els Setze Jutges. 

Fue, por tanto, niña prodigio, semejante a otras niñas españolas que debutaron a temprana edad en el mundo de la canción. Nos referimos, claro está, a Marisol (1960), Maleni Castro (1961), Rocío Dúrcal (1962), Morucha (1962), Estrellita (1962), Ana Belén (1964), Alicia Granados (1964) y Mónica (1967). 

Si conocen la trayectoria de María Cinta en los años 60 quizá les parezca inadecuado meterla en el mismo saco de las niñas cantantes españolas, por ejemplo porque ella nunca cantó flamenco, como si hicieron casi todas sus colegas, o porque orientó su música hacia un público catalano-parlante, a lo largo, nada menos, que de 7 EPs para el sello Edigsa. Demostrando, además, como es lógico por tener madre francesa, estar mucho más cerca de las tendencias musicales que se desarrollaban al norte de los Pirineos, donde llegó a publicar otros 3 EPs, grabados en francés y editados por sellos franceses.


Pero estas son sólo algunas pinceladas principales del cuadro. También es cierto que María Cinta grabó un single en castellano, que concursó en el Festival de la Canción de Benidorm y que fue actriz de cine musical, orientado a un público infantil y juvenil, muy en consonancia con las tendencias dominantes entre las niñas cantantes de su tiempo. Porque no nos cabe duda de que el fenómeno de las niñas prodigio españolas fue el principal estimulo para su lanzamiento.

 Curiosamente María Cinta manifiesta claros paralelismos con la también niña prodigio catalana Alicia Granados (Manresa, 1954), dos años más joven. Aunque Alicia grabó todos sus discos en castellano, tampoco hizo nunca flamenco y se presentó en 1964 con un disco que parece espejo de los dos primeros EPs de María, publicados el mismo año. Porque si Alicia hacía toda una declaración de intenciones en este primer disco, con un tema autobiográfico titulado Alicia es así (escrito por el gran Jorge Domingo), María hacía lo propio en su EP de debut con un tema titulado igual que su nombre, María Cinta. Pero no acaba ahí la cosa, otro de los temas del primer EP de Alicia, Batiendo palmas, es versión en castellano de Allez tapez dans les mains, una de las canciones incluidas por María en su primer EP francés, editado igualmente en 1964.


Y puestos a seguir comparando, más allá del subgrupo de las niñas prodigio, en relación con las principales cantantes catalanas de su tiempo, María Cinta destaca como absoluta reina del ye-yé-en-catalán. Porque en Cataluña hubo unas cuantas chicas ye-yé, o cantantes que eventualmente hicieron ye yé, que orientaron la mayor parte de su producción hacia el mercado estatal: casos de Betina, Renata, Salomé, las Hermanas Serrano o Lita Torelló, que a pesar de haber grabado algunos discos en catalán obtuvieron su mayor popularidad por su producción en castellano. Mientras que otras menos conocidas lo hicieron al 50 %: casos de Maika, Nuri, Encarnita Ortiz, María, o las Hermanas Ros, que grabaron aproximadamente la mitad de sus discos en catalán y la otra mitad en castellano. Al margen de estas comparaciones dejamos a Jacinta, Guillermina Motta, María del Mar Bonet, Alicia Tomas, Magda, Nuria Feliu, María dels Angels o Eulàlia, que grabaron discos (casi) exclusivamente en catalán. Porque, sin descartar que pudieran haberse acercado en alguna ocasión a la onda ye-yé, destacaron por cultivar otros estilos. 

Además de haber sido la cantante más prolífica del ye-yé en catalán, María acumuló muchos otros méritos para poder considerarla como una de las grandes intérpretes del género. Su insultante juventud, el delicioso timbre, puro, encantador, de su garganta y, sobre todo, el repertorio musical desplegado en sus discos. Ya desde su EP de presentación, que contenía canciones cien por cien autóctonas, escritas por autores catalanes, con la excepción de una escrita por Henry Salvador, Miní, petit ratolí (grabada en castellano por Ennio Sangiusto con el título de Pepino) que anunciaban la raigambre a la vez catalana y filo-francesa de su producción; arreglos lujosos y juguetones en una feliz onda lounge-ye-yé característica de la época, aquí protagonizados por guitarra de punteo y xilofón, que me atrevería a bautizar como poing-ye-yé (por la manera de terminar ciertos fraseos), en el que también era bienvenido el scat vocal, como ocurre en Tu m’acompanyes; y una voz llena de inocencia, que se presentaba a sí misma como amante del twist alternando graciosamente el ye-yé con el que-qué, en la ya citada canción autobiográfica María Cinta. Aquí tienen este primer EP completo:



Para colmo, al grabar discos en Francia, María se codeó con lo más florido del ye-yé galo, trabajando con directores musicales de la talla de Roland Vicent y Jacques Denjean, llegando incluso a actuar en la televisión francesa. Aunque su discografía fue menos numerosa, se podía medir en todo lo demás con las chicas ye-yé del país vecino: dulzura, desparpajo, gracejo, inocencia, alegría y sensualidad, prolongando el lolitismo en la chanson francesa cuando Françoise Hardy, France Gall o Sylvie Vartan ya habían superado su pre-adolescencia. Para los puristas que quieren encontrar la cuna del ye-yé europeo en Francia, María Cinta debe considerarse desde luego como una ye-yé mayúscula. De su repertorio francés destacamos las joyas de su EP de 1965: Qui sera mon prince charmant? (Que nada tiene que ver con Un prince charmant de France Gall recordando sin embargo más al estilo de la Hardy), la suprema placidez de Une fille méchant o la divertida Ton yo-yo, que tenía todos los ingredientes para ser un hit, posible fuente de inspiración para la posterior canción Yo-yo ye-ye de Kinita (1969). Canciones todas ellas que parecen haber sido expresamente compuestas para María por autores franceses, ya que desconocemos otras versiones de las mismas. Disfruten, disfruten aquí mismo de estas maravillas: 






Retornando a su discografía catalana, el siguiente EP de María, publicado todavía en 1964, incluía piezas tan ye-yé como Veniu amics, escrita por Andreu & Borrell, que además de incluir las características sílabas en sus adornos corales tenía una temática relativa a la solidaridad y el hermanamiento de la juventud muy propia del momento, que tiene paralelos en canciones como Canteu companys, canteu amics (María); Cantemos (Los Sírex, Licia); Ven con nosotros (Renata); Ven con nosotros (Marta Baizán); A mis amigos, a mis compañeros (Mario Rocco); Compañeros (Sonia); Compañeros (Rosalía) etc. Otro de sus temas, Vine a París, era un dulce retrato, a base de instantáneas, de la capital del Sena, sin duda vinculado a la propia biografía de María, que ese año viajó a París para grabar su primer disco  en francés.



La utilización de temas de contenido general que al mismo tiempo podían tener una lectura particular en la propia biografía de María Cinta continuó en su siguiente EP, fechado en 1965, con la canción El cor canviarà, un nostálgico tiempo medio alusivo al período de transición que supone el fin de la infancia (y comienzo de la juventud), el mismo que entonces experimentaba la cantante, que apenas sumaba 13 primaveras, subrayado por la portada del disco, que muestra a María usando todavía muñecas infantiles. Este estupendo EP contenía también una brillante versión del éxito eurovisivo de France Gall Poupée de cire, obviamente traducida como Nina de cera. Y dos canciones de estilo “beat enriquecido”, con saxofón y una colorida instrumentación: Per què no em dius adéu? de Reixach& Borrell, y la fantástica El llimoner, adaptación de Lemon Tree, tema llevado a la fama por Peter Paul & Mary en 1963, trío que constituyó uno de los principales referentes folkies de toda la Nova Cançó, aunque María, acompañada por la orquesta de Marc Blond, transformó completamente el original, haciendo una versión mucho más rítmica y colorida.



Para la portada de su siguiente EP, publicado en 1966, la niña del anterior disco lucía ya como toda una mujercita, presentándose en el interior con un sonido más duro, puro beat inglés… Que recibió, sin embargo, a través de chicos ye-yé franceses. Así lo prueban Les marionetes, versión de Les marionnettes de Christophe, y también Al so de les guitarres, que adaptaba Aux accords des guitarres de Jacques Debout. El disco dejaba espacio además a la balada romántica, tan del gusto (también) francés, con una versión del entonces jovencísimo Hervé Vilard y su J’ai envie, titulada Jo, que vull.



El año 1967 marcaría un punto de inflexión en su carrera: se presentó al IX Festival de la Canción de Benidorm, celebrado a mediados de julio, con una canción en castellano titulada 17 años, escrita por Iquino y Escobar, es decir, los propietarios del sello discográfico y cinematográfico IFISA. María estaba vinculada a la órbita del director Ignacio F. Iquino desde que participara como extra en el rodaje de Las aventuras de Morucha, filme musical de 1962 de la misma productora. La aventura en Benidorm le permitió grabar un nuevo disco, un single editado por la propia IFISA, con el tema concursante en el festival en la cara A, una canción inspirada en los pensamientos de una adolescente en el día de su cumpleaños, acompañado en la cara B por la balada El ángel de la noche, versión de un éxito del crooner francés Ricardo.


Aunque el contenido de 17 años encajaba plenamente en la onda ye-yé, reflejando el gusto de las jovencitas por las minifaldas, musicalmente es un tema inclasificable, con una estructura más propia de una secuencia cinematográfica que de una canción pop. Y es que, efectivamente, esta canción estaba destinada a formar parte de la banda sonora del filme La Mini tía, divertida comedia de Ignacio F. Iquino estrenada en 1968. La versión que finalmente se utilizó en la película fue grabada, en cambio, por la cantante Piedad, acompañada por el conjunto Los Vampiros, que se publicó en otro single de IFISA fechado en 1968. Esta Piedad dicho sea de paso formaba parte del equipo habitual de artistas que solía protagonizar las comedias de esta productora (junto con los humoristas Cassen, Mary Santpere, Alady o el cantante Mochi), ya que figura como actriz de reparto -Piedad Martínez- en dos de ellas, 07 con el 2 delante (Ignacio F. Iquino, 1966) y La viudita ye yé (Juan Bosch, 1968), participando además como cantante en la banda sonora de otras dos, ambas dirigidas por Juan Bosch: El terrible de Chicago (1967) y el musical Chico Chica Boom (1969). Mientras que, además del citado single, publicó un EP de 4 canciones con su mismo sello. Todo un universo genuinamente pop, el de la productora IFISA, digno de conocerse.


Las aproximaciones de María Cinta al séptimo arte culminaron a finales del 1967 con el rodaje de la película Elisabet (Alexandre Marti, 1968), que ella misma protagonizó junto a la pareja de niños cantantes Queta y Teo, y al cantante de origen ecuatoriano Guillem d’Efak, que se estrenó en julio de 1968. La idea original del director, que adaptaba al cine una novela de  Josep María Folch i Torres, era incluir las canciones de su banda sonora en catalán, si bien sólo se autorizó que se pusieran en este idioma unos villancicos, aduciendo que el castellano sería más adecuado para el público infantil al que iba dirigida la película. La peripecia del rodaje y estreno es narrada con mucha información sobrante y un innecesario victimismo en este blog, al que no parece importar que el catalán también tuviera amplios espacios en la televisión publica estatal durante los años 60, que la proyectada versión catalana del filme viera por fin la luz años más tarde, durante la transición; o que la industria cinematográfica independiente en los años sesenta fuera, por lo general, dentro y fuera de Cataluña, una labor de héroes.





Sea como fuere, las canciones que María Cinta grabó para las versiones catalana y castellana del filme nunca llegaron a editarse en vinilo. Podemos saber algo de ellas por los fragmentos de la película que se encuentran subidos a youtube, que muestran a una María Cinta realmente esplendorosa, cuando contaba alrededor de 16 años.


Por el contrario, sí que se editaron en EP cuatro canciones del filme grabadas en castellano por Queta y Teo, dúo infantil originario de Mallorca que así mismo había trabajado junto a María Cinta en la grabación de un par de EPs. Los niños que formaban el dúo eran hijos del comandante Pizá, militar mallorquín del Ejército del Aire que escribía la mayor parte de sus canciones, que, para sorpresa de algunos, trabajó intensamente por la valorización y difusión del catalán, favoreciendo que Queta & Teo publicaran una amplia discografía, formada por una docena de EPs y un single.

Y hasta aquí las aventuras yeyé de María Cinta. Tras grabar un tercer EP en Francia en 1969, María desapareció de los escenarios hasta 20 años más tarde, cuando retomó su carrera discográfica. Pero esa ya queda fuera denuestro foco de atención. 


Encarnita Ortiz

    Toda la carrera musical y discográfica conocida de la gran Encarnita Ortiz se concentra en el año 1965, cuando sabemos que participó en el VII Festival de la Canción Mediterránea, celebrado en Barcelona los días 25, 26 y 27 de septiembre de ese año, en el que también publicó toda su discografía, compuesta por un single y dos EPs con el sello Emi Regal.

    Gracias a una breve reseña publicada por la revista Fans (nº 19, 4-10-1965) sabemos que Encarnita era oriunda de Granada y, si todos los datos que aporta son correctos, que nació en 1950, se estableció Barcelona cuando contaba 7 años, que hablaba perfecto catalán y que era una quinceañera chica yeyé, amante de los conjuntos beat españoles, cuando despuntó en el mundo de la canción. 




    Encarnita estaba estrechamente ligada al prolífico compositor barcelonés Jordi Domingo Mombiela (1928-1991), que desarrolló una intensa actividad musical durante toda su vida, componiendo un sinfín de éxitos de canción ligera bajo el nombre de Jorge Domingo durante los años 60, con los que acostumbró a concursar en certámenes musicales, que fueron interpretados por una pléyade de artistas. Sólo enfocando el período que solemos trabajar en este blog, comprendido entre 1963 y 1967, sus creaciones fueron grabadas por cantantes y conjuntos tan señeros como Alicia Granados, Gelu, Luisita Tenor, Jorge Teijón, Licia, Los Cheyenes, Ana & The Modern Four, Marta Seyes, Mayte Blanco, Franciska, Rafael de la Rosa, Los 4 Barmans, Santy o Madalena Iglesias, entre otros.

    Es obvio que Jordi tenía un vínculo especial con Encarnita, que no tiene parangón en otros artistas. No sólo es autor de todas las (diez) canciones que publicó la cantante catalano-andaluza, también fue arreglista y músico de acompañamiento en la grabación de sus tres discos. 

  El primero de la serie es un emotivo EP, adscribible al universo de la Nova Cançó, con 4 canciones en catalán que Encarnita desgrana acompañada al piano por Jordi, con unos arreglos sinfónicos añadidos que le confieren un tono de lo más poético y nostálgico. Aquí tienen el EP completo:



    Para el siguiente disco EP, que lleva numero de serie correlativo con el anterior, Encarnita y Jordi cambiaron de registro, grabando temas de copla española modernizada, que cabe vincular con la moda del flamenco ye-yé que entonces estaba en pleno auge. Un disco que manifiesta auténtica devoción por las tradiciones y los tópicos de la cultura andaluza, en la que sus autores demuestran haberse empapado (hasta las cejas), para devolverla reluciente y renovada. 



















    Porque Encarna está inmensa cuando canta Morena de verde luna, tema del gran Jordi Domingo que ya habían grabado a principios de los 60 Rudy Ventura con su conjunto, Los 4 Barmans, Los 2 Españoles, Rafael de la Rosa y Luisa Linares y los Galindos, que aquí es actualizado y elevado a una potencia lírica que puede hacer brotar las lágrimas al más pintado.

    El tema aparece en portada como pieza estrella del EP, aunque las otras canciones que contiene están a su misma altura, en especial Válgame la Macarena, igual de estremecedora y luminosa. De nuevo un tema de Jordi Domingo que fue grabado en el mismo año 1965 por dos conjuntos yeyé, en sendas versiones, con un tratamiento bien distinto: Los Ebora, en plan flamenco beat, y Los Cheyenes, por el palo del garaje-rock-aflamencao. 



Aquí tienen la suprema versión de Encarnita:


    Completan el EP Puntos suspensivos
, un imposible pero absolutamente gozoso cruce entre la copla y el beat, que puede hacernos caer rendidos, postrados ante la grandeza de esta cantante, que se revela como  Encarnita o Encarnación divina cuando acomete los característicos melismas con los que las tonadilleras acostumbran a lucirse. Y un tema llamado Inspiración (algo de lo que va sobrado el disco), el menos andaluz de los cuatro, orientado por los senderos de la canción italiana. Pero escuchen Puntos suspensivos, porfa.




    La guinda a toda esta sobredosis de buen gusto fue el  single El primer piropo / Vorágine, que incluía en su cara B una versión en castellano de Vertigen, tema de su  EP cantado en catalán, y en la cara A una de las piezas mayores de todo el ye-yé español: El primer piropo (en opinión de Vicente Fabuel una canción portentosa) con letra descriptiva de las emociones que siente una muchacha adolescente ante el despertar de la pubertad.

    El primer piropo fue el tema que Encarnita interpretó en el VII Festival de la Canción Mediterránea, donde al parecer concurrió como cantante invitada, fuera de concurso, a causa de su breve edad, ya que no figura en ninguno de los listados oficiales de los artistas que concurrieron a aquel certamen, cuya crónica pueden consultar en este enlace. El tema fue además objeto de versiones por otras punteras chicas ye yé del momento: la aragonesa Licia, tan adolescente como Encarnita, que lo incluyó en su segundo EP para Vergara, también de 1965; y la madrileña Mayte Blanco, que lo incluyó en su único EP, para el sello Tempo, del mismo año. 



Si las versiones de Mayte y Licia iban sobrecargadas de ye-yés corales rellenando cualquier espacio libre dejado por el texto, en una especie de horror vacui sonoro, que dejaba bien clarito a qué estilo pertenecía esta canción, la versión de Encarnita nos parece quizá la más sutil y elegante, generosa en detalles miniaturistas como el gritito incluido tras los primeros acordes; prueba del amor y el esmero con el que fue realizada esta grabación. Escúchenla porfi:


Hasta aquí las grabaciones de Encarnita Ortiz editadas en vinilo. Sabemos que existen más en algún archivo, concretamente de su faceta como cantante de copla, según demuestra otra canción escrita por Jorge Domingo, con letra de Ricardo Tejada, que también fue grabada en 1965: Cuna de califas (canto a Córdoba) que se encuentra en youtube, extraída de una cinta, con calidad regular de sonido. Aunque esta no suena ye yé.


Ahí lo tienen, lo han podido comprobar, un caso insólito, especialmente para los tiempos que corren: dos artistas catalanes, postrados humildemente ante la grandeza de la cultura andaluza, que además supieron reinterpretar con enorme elegancia. Nos gustaría que cundieran ejemplos como este. El mestizaje es la vida misma.


Alexandra

Alexandra fue una estilosa cantante profesional, curtida ante el público europeo, que a finales de los años 60 del siglo xx recorrió escenarios de Milán, el Hotel Savoy de Londres y el Casino de Estoril en Portugal.


En 1967 tuvimos la suerte de que grabara un single en España para Sonoplay, con divertidos temas soul-ye-yé. La cara A llevaba una versión del tema de los Four Tops (Reach Out) I'll Be There (1966) adaptada al castellano con el título Es mejor dejarlo como está; tema que por entonces hacía furor en España, ya que también lo grabaron Bruno Lomas, Alex y Los Findes, Vicent, Los Cuernos, Los Stop (con un título diferente: Extiende tus brazos) y hasta en versión flamenco-pop por Maruja Garrido. Aunque en mi opinión particular lo mejor del disco estaba en su cara B, A todas tomas por tontas, un tema firmado por el exitoso cantante Luis Aguilé, en el que Alexandra mostraba sus mejores dotes vocales, acompañada por un chispeante conjunto soulero.




Al parecer, fue el propio Luis Aguilé quien favoreció que Alexandra volviera a ser contratada poco después para una interesante aventura discográfica y fotográfica, la novela musical Canción de amor, escrita por Antonio Losada y financiada por la marca de leche condensada La Lechera, con canciones compuestas por el propio Aguilé, con arreglos musicales de Leon Borrell, Waldo de los Ríos y Gérard Bercy. Una novela única en su género, la primera de carácter musical que se emitió en España a través de la radio, por cerca de 70 emisoras, desde el día 13 de enero de 1969. 

El proyecto tuvo una plasmación física en un disco, editado por Nestlé en 1969, que contenía una canción interpretada por Alexandra, ¿Qué será de mí?, de nuevo un numero soul ye-yé de lujosa producción, que continúa en la onda de A todas tomas por tontas; y en una foto-novela, o más bien en una novela ilustrada con fotos, que acompañaba al disco, en la que Alexandra participaba como modelo estelar, encarnando nada menos que a Estrella: la protagonista de una narración pensada para enternecer los corazones de los españoles.


Por exigencias del guión, Estrella (Alexandra) es una humilde cantante gallega, invidente, de cabellera morena, al principio del relato. Que se convierte en rubia-de-peluca al final, cuando logra abrirse paso en el mundo del espectáculo y triunfar al lado de Luis Aguilé (quien, por otra parte, encarna a un compositor rebelde).















Llegados a este punto nos quedamos con la miel en los labios, 
ya que carecemos de dato alguno más sobre esta artista.

jueves, 30 de diciembre de 2021

Marina

     Ni rastro sobre la identidad ni el paradero actual de la dulce Marina, una chica ye-yé de pura raza, breve carrera y exigua discografía.   

    Todo lo que hemos podido averiguar sobre ella se deduce de las poquitas grabaciones que dejó entre 1965 y 1966. La más rara de todas, con diferencia, es un EP grabado a medias con Tonio Fernan, es decir, Antonio Fernández Martínez, cantante originario de Cieza (Murcia), formado como tenor de ópera y zarzuela que decidió dedicarse al pop; con canciones dedicadas al amor, compuestas por Ricardo Lafuente Aguado, recordado compositor de habaneras oriundo de de Torrevieja (Alicante). 
Este rarísimo EP, que no conoce casi nadie, fue publicado en 1965 por un minúsculo sello discográfico (Clave), al parecer en Madrid; pues hay constancia en internet de que su compositor Ricardo Lafuente residió en la capital entre 1962 y 1965, mientras intentaba abrirse paso en el mundo de los certámenes musicales:



El estilo vocal de Tonio Fernan casaba muy bien con las composiciones de Ricardo Lafuente y da la impresión de que ambos coincidieron en Madrid en 1965 pero habían colaborado juntos antes, por ser originarios de la misma zona geográfica en el levante peninsular. Después de grabar este primer disco, Tonio publicó un EP en 1967 y un single en 1969; y, ya bajo el nombre de Antonio, otros 7 singles entre 1970 y 1976, cuando alcanzó bantante popularidad en el mundo del pop. Pues, por ejemplo, actuó con frecuencia en televisión; concursó en el Festival de Benidorm de 1971; y grabó sus discos respaldado por los principales compositores y arreglistas españoles de la época.

    Nada se sabe por el contrario de la jovencita que participó en este extraño artefacto sonoro, poniendo voz a dos canciones románticas de la cara A: Pide y te daré y Mi sueño eres tú, que resultan bastante aburriditas por su pésima calidad de sonido. Y eso que la buena de Marina lo daba todo, hasta unas cuantas disfonías (para entendernos: "gallos") claramente intencionadas, que parecen características de su estilo vocal y permiten identificarla con la Marina de peinado distinto y aspecto más estilizado (aunque con la misma vestimenta) que publicó un EP en solitario con el sello Marbella en el mismo año 1965. Este grabado ya con medios mucho mejores, en una descarada onda ye-yé que se adecuaba mucho más a su estilo y juventud. 

    Me inclino a pensar que el citado subproducto discográfico supuso el primer contacto de Marina con los estudios de grabación; que era una una cantante madrileña o al menos mesetaria; y hasta que la foto de la portada de su primer y único EP en solitario está tomada en alguna lujosa zona residencial de la capital o de la cercana sierra de Guadarrama. Aun a pesar de que este disco fuera publicado por Marbella, subsello de la discográfica Vergara que tenía su sede en Barcelona. 


    El único Ep de Marina fue publicado en el momento álgido del ye-yé y es representativo como pocos de esta onda. Pues incluía una versión de Don't Let Me Be Misundertood, tema popularizado por Nina Simone en 1964 y por los Animals en 1965, adaptado al castellano con el título de Comprensión; una versión de La Finta Tonta, éxito también de 1965 de la italiana María Doris, que recuerda a otras canciones irónicas y humoristicas de la época dedicadas a gentes feas, tontas o locas, casi siempre víctimas del amor; y una versión de la cumbia Cartagenera, que Los 3 Sudamericanos acababan de llevar a la fama mundial, incluida en el EP mas ye yé que el trío de origen paraguayo grabó para Belter, donde figura junto a sus versiones de Yeh yeh y La chica ye yé.

    Esta moda era estupendamente representada por Marina con el vestuario y el peinado bien modernos que lucía en portada, pero sobre todo por la pieza estrella del disco, una versión de 
Snob ye yé, divertida composición de César Nuño de la Rosa que fue objeto de otras versiones grabadas en 1965, por la niña-prodigio-flamenca-ye-ye Maleni Castro y por la ye-yé a secas Laura. 

    Un tema que incluía tontorronas expresiones del argot pijomoderno del momento -como coche no tenemos / al volante no apestaremos / incinérame el cilindrín / martirizando la cola con gin-, que debió ser generosamente pinchado en las emisoras de radio, tal como refleja la película La caza (Carlos Saura, 1966), donde este tema -en la versión de Laura para más señas- ameniza desde un pequeño transistor la dura montería organizada por unos "amigos"; sonando junto a otros éxitos del momento, como la ultraye-yé canción de Federico Cabo Chispas

    Por supuesto, no se pierdan la cancioncita:


    En 1966 el sello Vergara tuvo una ocurrente idea: convocar a 14 principales cantantes de su escudería, a saber: Juan Carlos Monterrey, Francisco Heredero, Jorge Teijón, Tony Vilaplana, Jorge cantante de Los Dracs, Leslie cantante de Los Sirex, Manolo cantante de Los Catinos, José Guardiola, Lita Torelló, Luisita Tenor, Rudy Ventura, Licia y la propia Marina, para grabar un LP recopilatorio de sus

respectivos éxitos, con la salvedad de que ningún cantante interpretara su propia cancion, sino que re-grabara la de algún compañero, poniendo su voz sobre las mismas bases musicales empleadas en origen. El resultado fue el singular LP Disco-Concurso Especial Hits,que invitaba al oyente a adivinar la identidad del intérprete de cada tema sin disponer de otro dato que el sonido de su voz. Un concurso sin duda exigente, pues para poder resolver el enigma -el disco incluia una tarjeta para remitir a Vergara con los resultados- tenías que ser todo un experto en el catálogo discográfico de Vergara. La canción Comprensión que Marina había grabado para su EP de 1965, aparece cantada en el LP por la cantante zaragozana Licia. Mientras que a Marina le correspndió poner voz a Cantemos, otro tema super ye yé, que Licia había publicado también en un EP de 1965. Una canción escrita por Los Sírex, compañeros de sello discográfico de ambas chicas, que habían grabado asímismo su propia (y muy recomendable) versión, en otro EP del mismo año. Aquí pueden oir la versión de Marina, interpretada con las mismas bases musicales que habían servido a Licia, obviamente con su propia y peculiar voz, más aguda y juguetona
que la de la cantante aragonesa.


Hasta hace bien poco desconocía que el sello Vergara hubiera promocionado a la cantante Marina con un póster bien chulo, que sospecho posterior a estas grabaciones, pues mi ejemplar lleva escrita en su parte posterior la fecha de 1968. Nos quedamos con la duda de saber por qué Marina abandonó tan pronto su carrera discográfica y si dejó grabadas más cosas, que serían desde luego dignas de recuperarse. Si alguien sabe por donde para, que avise porfa. Que Marina se merece un aplauso bien gordo. Mientras esperamos noticias suyas, me despido con un consejo, incluido en su canción Snob yeyé. No se olviden de cumplirlo al pie de la letra: 

No pidas nunca un tinto
Si quieres ser buen yeyé
Pidiendo solo un vidrio
Todo te irá muy bien

sábado, 25 de diciembre de 2021

Carmina Campos

    Como muchas pioneras cantantes de los primeros años 60 en España, Carmina Campos comenzó
a actuar en público a muy temprana edad, concretamente en 1960, cuando contaba 15 años. Lo que la sitúa a un paso de Rocío Dúrcal, Marisol, o Ana Belén, que entonces apenas estaban iniciando sus carreras musicales y cinematográficas. Aunque más que niña prodigio, Carmina fue “adolescente prodigio”, que anticipó los posteriores lanzamientos discográficos, acontecidos en plena pubertad, de cantantes como Sonia, Marta Baizán, Nuri, Olympia, Encarnita Ortiz o Licia.

    Bien es cierto que Carmina dejó una huella discográfica mucho más pequeña que sus compañeras, que se resume a un único EP, publicado por Zafiro en 1963; pero está claro que llegó al mundo de la canción impulsada por una pasión tan grande como la que movía a sus colegas, que la llevó a recorrer escenarios de toda España y a desarrollar una trayectoria musical brillante, sumamente personal, entre 1961 y 1966. Que proporciona una instantánea única e irrepetible del bullicioso ambiente de cantantes, concursos, cazatalentos, conjuntos, productores y festivales que proliferaban en la época.

    Carmina era una rubia serrana, celtíbera y segoviana, como su coterránea la cantante Olympia. Nacida por fortuna para el mundo en Navafría y criada en el aire puro de la vertiente norte del Guadarrama, no tardó en establecer su base de operaciones musicales un poquito más al sur, en Madrid, donde acostumbró a residir con su familia.

    Desde un principio se sirvió como es lógico de dos herramientas básicas: su talento y su voz, que exhibió incansablemente en emisoras de radio y festivales benéficos, los únicos espacios que podían admitir sus actuaciones mientras fuera menor de edad. Un período que la llevó a coincidir con los primeros pasos de futuros famosos como el “Niño de Linares”, más tarde Raphael, cuando era todavía un… ¡cantante de copla y flamenco! Durante su primera actuación en Radio España.


    Fue precisamente un concurso radiofónico organizado por la Voz de Madrid, arbitrado cada fin de semana durante 9 largos meses, a lo largo de 36 domingos, en cada uno de los cuales Carmina tenía que batirse en duelo con 6 rivales, el que la llevó a alcanzar su primer triunfo. Que incluyó un premio pecuniario y una invitación para actuar en el IV Festival Español de la Canción de Benidorm, celebrado durante los días 21,22 y 23 de julio de 1962.

    El ganador de este festival fue (otra vez) el niño de Linares, ya como Raphael, que se hizo con el premio de manera un tanto artificial, pues la canción que defendió, titulada Llevan, fue elegida vencedora ante el disgusto del público, que montó un enorme pataleo y arrojó cientos de almohadillas al escenario. Carmina participó en el certamen como cantante invitada, fuera de concurso y sin figurar en los programas oficiales, si bien su actuación constituyó todo un éxito que atrajo la atención de la prensa musical, la rodeó de admiradores y multiplicó las oportunidades para actuar en todo tipo de eventos.


A finales de 1962, una vez cumplida la mayoría de edad y recién acreditada como cantante profesional, durante una actuación en la Piscina Marbella de Madrid reclamó la atención del insigne locutor chileno Raúl Matas, que entonces cosechaba enorme éxito en España con sus programas Discomanía y Cancionero, respectivamente para la radio y la televisión.

Matas la invitó a grabar un disco y la condujo ante Luis Sagi Vela, afamado cantante lírico y director gerente de Zafiro, quien, tras hacerle una prueba, la contrató de inmediato, adoptándola como

un nuevo valor de la discográfica; con la perspectiva de publicar sus grabaciones y de enviarla a concursar a un nuevo certamen, esta vez al IV Festival Hispano-Portugués de la Canción del Duero, que debía celebrarse en el verano de 1963 en Aranda de Duero.
    
    La grabación de su primer disco discurrió a toda prisa: apenas una semana para aprender sus cuatro canciones, sin tiempo de poder interiorizarlas y sin posibilidad de escoger el repertorio. El vinilo, único de Carmina Campos, publicado por Zafiro a principios de 1963, destila efectivamente cierto aire improvisado, pero contiene dos absolutas delicias en la onda de la samba y la bossa nova que entonces hacía furor en todo el mundo, tras su reciente invento en Brasil; que se adecúan de manera inmejorable a su dulce voz.

Una es Ay, ay, ay que luna, versión de un tema de Pallavicini/Buffoli adaptado al castellano por Antonio García Padilla, que fue grabado en el mismo año 1963 por la consagrada cantante italiana Betty Curtis; una explosión de buen gusto, con monumental orquestación, una producción de las que quitan el hipo y una letra que dibuja un paisaje lírico e intimista -por favor discreta luna, no cuentes, a nadie, mi amor- con las que la voz de Carmina se relaciona de manera brillante, fluida y feliz.

La otra es Nuestra samba, versión de un tema de los franceses Marnay/Magenta, que así mismo fue grabado en 1963 por una madura y consagrada Jacqueline François; de nuevo una canción romántica e intimista, esta vez de corte más nostálgico, con esa buscada dulce melancolía tan propia de la onda brasileira, unida a una finura digna del mejor amor cortés. Si no me creen, compruébenlo por sí mismos, por favor. Aquí pueden escuchar ambos temas:



    Tras el disco llegó el prometido festival de Aranda de Duero, en el que, teóricamente, Carmina tendría que batirse en duelo con destacadas figuras del pop español y portugués: Tito Mora, Rui de Mascarenhas, Rocky Kan, Gina María, Luis Heras, Albertina Cortés o la estrella del twist andergraun Raúl Navarro (que en mi opinión se merecía el primer premio). La realidad fue en cambio bien distinta: cuando ya estaba todo preparado y la publicidad lanzada, pidieron a Carmina que se retirara del concurso para ser sustituida por Karina, lo que ella lógicamente rechazó; en el certamen le endosaron dos canciones estridentes que no iban nada con su estilo: El trébol de la suerte y el friki-cha-cha-cha El burrito organillero, escritas por un compositor local invidente; pudo comprobar con sus ojos y oídos cómo los premios se negociaban y pactaban, antes incluso de que se llevaran a cabo las interpretaciones. Y la buena de Albertina Cortés ni siquiera compareció al concurso.

    El tema ganador fue Beso robado en la interpretación de Luis Heras, una bossa nova a medio camino entre el hit internacional de la norteamericana Eydie Gorme Blame it on the bossa nova y el no menos importante hit popularizado por Marisol Bossa nova junto a tí (de Guijarro/Algueró), a los que imitaba descaradamente. Este y otros temas del festival fueron grabados por Luis Heras, Albertina Cortés y Rui de Mascarenhas en sendos EPs para Zafiro, con números de serie casi correlativos al del EP

de Carmina Campos, que en principio ya era compañera de sello discográfico de los tres cantantes. Si bien la (mala) experiencia de Aranda de Duero -Carmina no se quiso quedar ni al guateque de despedida- significó el fin anticipado del contrato con Zafiro y, consecuentemente, la recuperación de la libertad para decidir sobre su propia carrera artística.
 

En 1964 Carmina empezó a colaborar asiduamente en los escenarios con el showman originario de Panamá George Green, alias El bárbaro del ritmo, un tipo rebosante de energía, humor carcajeante -su otro seudónimo era G.G.- y enorme sentido musical, que actuaba semanalmente el programa Cancionero de TVE, dirigido y presentado por Raúl Matas. George tuvo la gentileza de dejarnos un bonito recuerdo de su estancia en nuestro país al publicar hasta tres discos (dos EPs y un single) con el sello Berta entre 1965 y 1967, que grabó acompañado por el conjunto madrileño Los Batangas y por la orquesta de Nelo Costa.

Green & Campos
    
    Debemos al amigo Green la invención del Ritmo Quiniela (1967), uno más entre los innumerables y enloquecidos bailes que surgían sin parar por aquellos años: éste, créanme, con verdadero gancho; un divertido tema rebosante de onomatopeyas ye yé: Saca brillo al piso (1965); y el haber mantenido una bonita relación con Carmina, a ritmo de yenka, sucu sucu y twist. Pues estos eran los estilos del single que amorosamente le dedicó en 1965, que llevaba en la cara A el tema Cancionero, referente al programa de TVE donde actuaba; y en la B, El canario de Carmina, canción humorística protagonizada por Suky, el pajarito que la Campos solía tener suelto por casa:


Suky, Suky, A Sukiki / El canario / de Carmina / La pobre de Carmina se asustó / porque el canario se le escapó / y el pobre pajarito en el reloj / estaba viendo el televisor / Ay, ay, ay, ay, ay / yo quiero estar con mi Carmina que linda / Carmina mía de mi amor.

El caso es que George quiso fotografiarse con el canario para la portada del disco. Pero este, a pesar de su talante simpático, no se dejó convencer para el retrato, cuando le vio con el sombrero puesto dentro de casa y acompañado por los fotógrafos.

Durante este año y los siguientes Carmina mantuvo una intensa agenda de actuaciones en Madrid y alrededor de toda España: con George en uno de sus programas de la tele; en el Primer Gran Festival Internacional de la Canción, del Palacio de la Zarzuela (Marzo de 1964); en el Círculo de Bellas Artes; en el Madrid Casino y en la sala Luss May, también en el foro; así como en un sinfín de salas y celebraciones en Granollers, Navahermosa, Puerto de Béjar, El Ferrol, Jaca, Sabiñánigo…






     
    A punto estuvo de convertirse en una chica ye-yé canónica, como mandaban los tiempos, pues no en vano varios conjuntos se disputaron su belleza y su dulzura rogándole que permaneciera junto a ellos como voz cantante. Caso de Los Radar’s, y en especial de Los Escobarino, grupo ye-yé madrileño que llegó a publicar un single con el sello Sesión en 1966, bajo el nombre de Escobarino y los Xuyos; con los que Carmina estuvo cantando durante 6 meses de ese mismo año en la sala Yulia de Madrid. Justo el año y la sala que acogió la primera (y recordada) actuación de The Kinks en España, teloneados por Los Botines.

Estos fueron los últimos movimientos de su carrera musical en los años 60. Como tantas chicas cantantes de su misma época, el matrimonio y los compromisos familiares conllevaron un parón en su carrera musical, que desde entonces ha retomado esporádicamente. Estarán de acuerdo conmigo en que su experiencia era digna de conocerse. Imposible que ya nada ni nadie pueda quitarle lo bailao. Ni lo cantao.