sábado, 7 de mayo de 2022

Rafael de la Rosa

 

    Las breves incursiones que Rafael de la Rosa llevó a cabo en el campo de los ritmos yeyé nos dan pie a recuperar la trayectoria de este excepcional músico y cantante, que hubiera merecido una atención mucho más detenida de la que se le ha prestado hasta la fecha.

    Justo es reconocer que Rafael estaba lejos de ser un chico ye yé al uso, tanto por su porte de elegante señorito andaluz como por su trayectoria musical. Pues en el momento en que grabó Salero (1966), su más destacada contribución a la moda del flamenco ye yé, atesoraba ya una amplia experiencia tanto en los escenarios como en los estudios de grabación, en la que había hecho patente tanto su decidida personalidad creadora y fino sentido musical, como su afición por fusionar los más variados lenguajes sonoros.

    Oriundo de Málaga, los primeros testimonios relativos a su actividad se remontan a los años 50 del siglo xx, cuando, cantando al frente de la Orquesta Artola, acostumbró a amenizar las veladas del cosmopolita y glamuroso Hotel Miramar de la capital andaluza, que alojó a artistas e intelectuales de la talla de Rita Hayworth o Ernest Heminway.


De la Rosa & Orquesta Artola
ref. Málaga Siglo XX - Recuerdos (facebook)

   
    Sabemos que en 1958, secundado por un trío vocal, colaboró con la orquesta de José Luis Santesteban en la grabación del LP Cha cha cha olé!, una compilación de temas latinos sólo publicada en Francia (por Philips), que incluía temas de otras formaciones españolas y americanas activas en Europa, como Los 4 de Ruff y la Orquesta Ciudad Trujillo.

   

 En 1959 grabó sus primeros discos en solitario: dos EPs publicados por el sello Marbella con las referencias EMGE 70817 Un Jipio / La escalera / Gitano cha cha cha / En lo alto de la Giralda; y EMGE 70903 El gitano cachuco / Noches de Casablanca / Málaga / El bolero más bonito, que salieron con la misma foto de portada, aunque tratada en diferentes colores.



    La contraportada del segundo disco describía con acierto la onda de este cantante: un estilo muy sugestivo, creado por él y que por su sabor cien por cien español contrasta gratamente con los ritmos exóticos que hoy hacen furor y que Rafael de la Rosa interpreta dándoles un aire flamenco. En el cual, añado yo, los trenzados armónicos vocales constituían una característica distintiva fundamental, que iba a perpetuar en posteriores grabaciones.

    El mismo texto avisa de que para entonces Rafael se encontraba actuando en las principales "boites" de Madrid, como Rex, Pasapoga, o Castellana Hilton, a donde había llegado después de realizar exitosas giras por Europa, en las que visitó París, Roma, Ginebra o Lisboa: una actividad internacional que se corresponde con la grabación del LP francés de 1958, ya comentado.

Parece que Rafael no volvió a entrar en el estudio de grabación hasta 1962 de la mano del entonces pujante sello Iberofón, para el que publicó hasta tres EPs en ese mismo año, con las referencias IB 45 1.123 Morena de verde luna / Un jipío / Mambo por soleares / A tu vera; IB 45 1.124 Gitana colombiana / Caminito de la playa / Oro o bronce / Mi gitanita; y IB 45 1.194 Hey baby, Madison / Cuarenta noches / Vuela hacia mi / Guapa guapacha. Discos todos ellos extraordinariamente raros y difíciles de encontrar en la actualidad.



    La portada del primer vinilo le muestra cigarrillo en mano, ataviado con capa española, la pierna izquierda levantada sobre un banco de granito, en lo que a todas luces son los Jardines de la Cuesta de la Vega, ubicados en un lateral de la catedral de la Almudena de Madrid. Toda una declaración de casticismo que se adelantó en más de dos años a la practicada por Los Brincos (que no comenzaron a vestir capas españolas hasta finales de 1964), una vez que el repertorio musical ostentado por Rafael dejaba claro que se trataba de un casticismo de lo más innovador.
 
     Pues, por un lado, abrazaba la entonces triunfante mezcolanza entre el flamenco y los ritmos latinos, patente en los temas Un jipío, Mambo por soleares, Gitana colombiana o Mi gitanita, algunos de los cuales conocieron versiones en las voces de Los Tico Tico, Los Delfines o Esmeralda Mistral. Además, le sobraba desparpajo para, sin despeinar su flequillo, marcarse unos impecables twists, cha cha chás y guapachás cien por cien bailables; e incluso hacer una versión del clásico de Bruce Channel, Hey Baby (I wanna know if you be my girl).

    Dueño de un currículo tan prometedor, Rafael se embarcó en una nueva aventura discográfica en 1964 bajo los auspicios del sello Columbia, grabando otros dos Eps como Rafael de la Rosa y su Conjunto, que iban a ser los más vendidos de su carrera (a causa, sin duda, de su alta calidad), con las referencias SCGE 80700 Los Watussi / Es fantástico / Loddy Lo / Nada nada, y SCGE 80703 Kana Kapila / Sabeline / Pobre niña rica / Hully Gully Boy, que versionaban éxitos de aquel año en clave de twist, surf, rock lento, bossa nova o hully gully.

 

Ambos vinilos incluían máximas cotas juerguistas y bailables: una versión de Kana Kapila, enloquecido tema twist con letra nonsense, inventada a imitación del habla de Hawai, que había sido llevado a la fama por los belgas The Cousins en 1961, que Rafael de la Rosa vertió al castellano (con letra de un tal Pacho), en una versión de presunto ye-yé-hawaiano, que fue grabada en España por otros valientes como el fantástico cantante Jorge Miranda; y una versión de Loddy Lo, que en mi opinión superaba en fuerza, sabiduría musical, marcha y gritos, a las interpretaciones que del tema hicieron en España Los Pekes, Ennio Sangiusto o Los 3 Sudamericanos; y que hasta, si me apuran, mejoraba al tema original, grabado por Chubby Checker en el 63.

Rafa y su Conjunto, 1964

    Aunque la canción que termina de asesinarme es su versión de Nada Nada, una bossa nova escrita por José Chova y J. Martín, que fue objeto de otra excelente versión en el mismo año 1964 por el dulce trío Los Plata, aunque la de Rafael de la Rosa y su conjunto quizá la supere, en su maravillosa instrumentación y sus vuelos corales con dosis de dabadá.  Como no quiero aburrirles, no voy a entrar en los restantes temas que enriquecen ambos Eps, ni en la versión que el primero contiene de Los Watussi: porque está muy bien, pero creo que no llega a la altura de la que también en el 64 grabó el Latin Combo, que con diferencia es mi favorita.

    Y aquí la versión de la bossa nova Nada, nada:   


    En 1966 Rafael volvió a reinventarse reapareciendo al frente de su grupo bajo el nombre de D' Larosa y Sus Voces, que dejaron un único y maravilloso Ep con el ello Sesión, en mi opinión la obra cumbre de toda su producción.


    Tal como anunciaba su nombre, el nuevo grupo de Rafael estaba especializado en las armonías vocales, lo que les emparentaba con otros elegantes conjuntos españoles de voces estrictamente coetáneos, como Los Diástole, Los 4 Ros, Los Grecos o Los Optimistas. En el interior del disco se atrevían con una prodigiosa versión cantada del Tuxedo Junction de Glenn Miller, titulada Soñando, en la que los coros vocales se bastaban para sustituir (magistralmente) a la sección de viento del tema original; una versión del twist de Caterina Valente Precipite Volisime Volmente (1963), titulada Precipitadamente, que  también habían grabado en 1964 Los Plata (los mismos que habían hecho la otra versión de Nada, nada); una cumbia titulada Eva María; y la joya de la corona: un peazo número de flamenco ye yé titulado Salero, que mezclaba airosamente olés con yeyés: de nuevo una fusión musical con raigambre andaluza, semejante a las que Rafael acostumbraba a practicar desde los inicios de su carrera musical. No me voy a entretener en alabanzas, escúchenla y díganme si el invento tiene o no verdadera gracia, originalidad, y eso: Salero. 


    Acreditado en el disco a un compositor llamado Ramírez, el tema fue objeto de una versión posterior realizada por Los 5  Rumberos, con un toque bastante más calé, en un EP para Marfer de 1969 (cuando el yeyé en realidad ya había pasado de moda), que se titula Ole ye ye y aparece acreditada a otro autor, llamado Miguel Giménez. La portada del disco es esta:



    En el mismo año 1966 los D'Larosa y Sus Voces actuaron en directo para el programa televisivo Teleritmo, compartiendo espacio en el montaje final con la inmensa chica soul Mary Gema, Francisco de Miguel y Jacqueline Moore (hermana del actor Roger Moore), quienes en cambio cantaban en playback.  La última actuación de este extraordinario documento visual y sonoro (minuto 22:48), muestra a Rafael de la Rosa dándolo todo en una correcta y original versión del Reach Out I'll Be There de The Four Tops, que en España se intituló Es mejor dejarlo como está: tema nunca publicado en vinilo que da una idea de la versatilidad de este cantante puntero y todoterreno. 


Además el programa incluía otras dos actuaciones en directo del cuarteto que secundaba a Rafael (es decir, "sus voces"), acompañando a dos chicas ye yé diferentes, de identidad desconocida: en la primera (minuto 11:10) hacen una versión del tema de la italiana Maria Doris, Bionda bionda (1965),  es decir, Rubia, rubia, que en España llevó a la fama Lita Torelló; y en la segunda (minuto 16:30) del tema de la también italiana Caterina Caselli, l'Uomo d'oro (1966). Lo que da una idea del puro estilo ye yé de este conjunto, que hacía unos vuelos corales divinos y sumamente originales. 

Me quedo con las ganas de saber quiernes eran esas chicas ye yé, y de saber qué músicos ingegraban el conjunto las Voces de Rafael de la Rosa; pero aún me quedo con más ganas de saber qué fue de este excepcional cantante a partir de 1966, cuando se le pierde todo rastro. Esperando a que aparezcan nuevos datos, recibe un afectuoso saludo, maestro Rafael, eras un artista de los de quitarse el sobrero.  
  

ESTUPENDOS CHICOS YE YÉ (ECHYYs)

 Creamos esta entrada para recuperar la historia de los estupendos chicos ye yé españoles; una lista bien nutrida de cantantes que seguro vamos a estar elaborando durante años.... Así que mejor empezar cuanto antes. Y puestos a empezar, queremos hacerlo con los chicos más misteriosos y desconocidos, aquellos sobre los que más escasea la información. Como siempre, sería de agradecer que lectores, expertos e interesados en el tema nos regalen nuevos datos. Si pudiera ser por los propios cantantes. No nos importa que ya no seáis tan jovencitos, os seguimos admirando.

A continuación, por orden alfabético. Una legión de chicos yeyé: 
























































































Juan José

 La primera mitad de los años 60 del siglo xx fue la época de los llamados “niños prodigio”, criaturas excepcionalmente dotadas para el canto que también fueron estrellas cinematográficas, convenientemente explotadas por la industria española del entretenimiento hasta que se hicieron mayores.


A los monumentales éxitos de Joselito y Marisol, que grabaron sus primeros discos en 1958 y 1960 respectivamente (mientras en Francia se lanzaba en 1958 a la gran Rosita Mortera, hija de emigrantes españoles), siguieron los lanzamientos de los niños Angelito Pachín (1961), Pedro Mari (1962), Santitos (1963) y Fernandito (que cantaba solo en gallego, en 1964), y de las niñas Maleni Castro (1961), Rocío Dúrcal (1962), Morucha (1962), Estrellita (1962), María Cinta (1963), Ana Belén (1964), Alicia Granados (1964), Angelines Saiz (1966) y Mónica (1967). 

El cantante Juan José surgió precisamente de este caldo de cultivo, aunque su trayectoria haya dejado una impronta bastante menor que las de sus colegas más exitosos: los únicos datos que hemos podido encontrar sobre su biografía proceden en su práctica totalidad de las contraportadas de sus discos.

Juan José se llamaba en realidad Antonio Mingorance y comenzó en el mundo de la canción con apenas 10 años, en 1961, tras ser descubierto por el empresario artístico, locutor y rapsoda Ricardo Ardévol (1926-2017), que fue representante de Mary  Santpere, Cassen y los Hemanos Calatrava, entre muchas otras actividades vinculadas al mundo del espectáculo. Dedicado por completo al flamenco y a la canción española en su primera etapa, fue una especie de nuevo Joselito, que en vez de proceder de Andalucía surgió en Cataluña, ya que era originario de San Carlos de la Rápita en la provincia de Tarragona, de donde también procedía su descubridor Ricardo, nacido en Falset y formado en Reus.


Sus primeros pasos profesionales estuvieron vinculados a la productora cinematográfica IFISA, de Barcelona, con la que rodó dos películas musicales, Las travesuras de Morucha (Ignacio F. Iquino, 1962) y Un demonio con Ángel (Miguel Lluch, 1963), acompañado por dos niñas cantantes y actrices: Morucha en la primera y Maribel Ayuso en la segunda. Ambas películas fueron objeto de una amplia promoción que incluyó la edición de tres discos (EPs) con las canciones de sus respectivas bandas sonoras. En la contraportada de uno de éstos, perteneciente a la primera película, se cita la edad de Juan José (11 años) en un párrafo sobre su origen artístico que subraya el paralelismo con Joselito: un día entró en la taberna de su pueblo y se puso a cantar. Luego pasó la gorra. Lo hizo un poco por juego y un mucho por hambre. Lágrimas y asombro produjeron su espontánea actuación. De allí al triunfo… Un paso.
















En paralelo con el rodaje de su segunda película, Juan José firmó un contrato para actuar en Venezuela, a donde viajó en 1963 junto a su manager y tutor. En Caracas se convirtió inmediatamente en estrella de la radio y la televisión, hizo giras por varios países del entorno (llegó a ser muy popular en Puerto Rico) y hasta rodó una nueva película, Pequeño milagro, dirigida por Juan Corona, que se estrenó en 1964. La aventura americana incluyó la grabación de un flamante LP, Juan José, al parecer grabado en Lima (Perú) con la orquesta de Enrique Lynch, fechado en 1963, también conocido por el título de su primer tema, Copla y oración, que fue publicado en distintas versiones en Perú, Venezuela y Colombia (con sus correspondientes singles) por los sellos Vene-Vox y Sono-Radio, en España por el sello Montilla, e incluso en los Estados Unidos, con el título This Is Juan José, por CBS. 


El disco estaba monográficamente ocupado por canciones de copla y flamenco, algunas procedentes de sus películas españolas pero grabadas de nuevo, junto con una sola concesión a los ritmos modernos, el tema Chiquilla Twist, igualmente vinculado a su actividad cinematográfica española, pues se trataba de un tema firmado por Ignacio F. Iquino y Enrique Escobar, máximos responsables del sello IFISA, con el que Juanjosito había grabado sus peliculas y discos. Como curiosidad, el mismo tema Chiquilla Twist fue publicado también en España, con idénticas bases musicales (de la orquesta de peruana de Lynch) por la muy desconocida flamenca ye yé Carmela Sierra, en un rarísimo EP de 1964 publicado por el propio sello IFISA. Por suerte la Chiquilla twist de Juanjito está disponible en internet:


Y les pongo también la portada del Ep de Carmela Sierra quelleva el mismo tema:




En Youtube (https://www.youtube.com/watch?v=o-m8JteT8Dc) se cuenta que entra 1964 y 1965 Juan José vivió en Argentina pero no pudo seguir cantando porque, a causa de haberse desgañitado tantas veces en los escenarios, se quedó sin voz, hasta que un doctor llamado Elkin logró afinarle las cuerdas vocales. Momento que aprovechó para volver a España, con la intención de dar un giro a su trayectoria artística. 

El primer testimonio de su retorno fue un EP para Belter, fechado en 1966, con cuatro canciones que tenían poco que ver con su pasado flamenco y mucho más con el ye-yé. Incluía Me has enamorado, tema firmado por el célebre cantante Alberto Cortez; La espera, balada con la que concurrió al Primer Festival de la Canción del Atlántico, celebrado en 1966 en Puerto de la Cruz (Tenerife), donde obtuvo un nada despreciable tercer premio; Oso corredor, una excelente versión de Running Bear, tema llevado a la fama por Johnny Preston en 1960, objeto de numerosas versiones posteriores, sobre una historia de amor entre una india y un indio nativos americanos; y Que lo pases bien, firmado por el cantante Torrebruno, un fantástico número ye-yé, mucho más logrado que las versiones del mismo grabadas por Rosalía (en 1965) y el propio Torrebruno (en 1968). 

La portada del disco mostraba todavía a un Juan José de aspecto aniñado –contaba entonces 15 o 16 años-, aunque su  poderosa y afinada voz acusaba ya el cambio a la pubertad, una transformación paralela a su cambio de estilo. 



Aquí tienen su versión de Que lo pases bien, con ritmo sincopado y un órgano de lo más juguetón;






Al año siguiente Juan José confirmó su interés por integrarse plenamente en el pop (algo que también intentaba por entonces Joselito), apareciendo con imagen bien moderna al frente de un conjunto (Los Xingus) y además promocionando un nuevo baile de moda. El baile se llamaba Stop-Op y había sido inventado en 1966 en Francia por Aimé Barelli, aunque sin obtener demasiada repercusión en Europa, ni siquiera en su propio país. Juan José lo introdujo en España coincidiendo con los lanzamientos de otros dos enloquecidos bailes: el Bicycle por Alex Marco, y el Copito de nieve por Alfredo. Se puede pensar que el Stop-Op era la última bobada para mover el esqueleto surgida en las discotecas europeas, pero la verdad es que el invento no carecía de gracia, sobre todo en la interpretación de Juan José y sus Xingus. Cancioncillas melodiosas surcadas por periódicos silencios (los stops), aderezadas con organillo y vientos, con un aire encantador, más dulce al menos que la versión instrumental del Stop-Op grabada por Rudy Ventura, su principal competidor en la difusión del baile galo.













El cambio de rumbo debió implicar también un cambio de residencia, ya que a partir de 1967 Juan José grabó para el sello independiente madrileño Sintonía. Con este publicó dos canciones stop, en formato single y también en un EP, que se completaba con otros dos temas que, frente a todo pronóstico, eran versiones de canciones cinematográficas: el clásico I Got Rythm de Gershwin, originaria de Broadway y popularizada mundialmente por su inclusión en la banda sonora de Un americano en París  (1951) –aunque también por grabarla The Happenings en 1967-; y el tema principal de la película Grand Prix (1966). Versiones ambiciosas para las que la garganta de Juan José –y también las gargantas de Los Xingus- estaban sobradamente preparadas.


Estas grabaciones, poco comerciales y publicadas por un sello independiente con escasa distribución, no debieron tener la más mínima repercusión en cuanto a ventas o fama, por lo que Juan José intentaría recuperarse al año siguiente sucumbiendo a esa fatal tentación tan contraria al ye-yé: la balada romántica festivalera. Teniendo en cuenta que en 1966 había quedado tercero en el I Festival de la Canción del Atlántico, se presentó en 1968 a otros dos festivales: el de la Canción de la Costa del Sol y el de la Canción de Ultramar, ambos en sus primeras ediciones, sin lograr nada más allá que un “premio especial de la crítica” en el segundo de ellos. Que, dicho sea de paso, fue un festival amañado (véase entrada relativa a Alfredo de Palencia). El sello Espectra, derivación de Sintonía en 1968, se encargó de publicar dos singles con las cuatro canciones concursantes, dando lugar a dos discos bastante aburridos, que nuevamente cerraban un ciclo en la carrera de Juan José. Tanto, que el cantante pareció abandonar la música. Se desconocen otras grabaciones posteriores suyas hasta el LP Yo soy la rumba Flamenca, publicado en 1975 en Perú por el sello Sono-Radio, lo que demuestra que en los años70 lo intentó de nuevo, retornando a los países y a los estilos que más réditos le habían dado en los 60.
















Los pocos enlaces de internet que dedican alguna atención a Juan José, le confunden con otros artistas del mismo nombre que estuvieron activos en los años 70. Un Juan José y sus guitarras, que era bastante mayor que él; otro Juan José, cantante de rumba gitano, que grabó para Columbia; y un José Juan, cantautor extremeño producido por Fernando Arbex, que grabó para Pax y RCA. 







Francisco José



F. J., 1968
Discos Mercedes, 1963
Discos Mercedes, 1963
Son muy escasos los datos que hemos podido recopilar sobre este interesante cantante que grabó apenas cuatro singles y otras canciones sueltas en discos compartidos, publicados entre los años 1963 y 1968. Todo apunta a que era un cantante profesional, curtido desde jovencito en salas de fiesta en Madrid, donde realizó sus primeras grabaciones. Que al parecer son dos canciones de corte romántico incluidas en un EP de 1963, publicado por el microsello madrileño Mercedes, escritas por compositores habituales del infraselismo castizo como Tonio Monti y Ramón Arango; el cantante acreditado en dos temas de este disco, que ocupan su cara B, se llama Francisco José, y su timbre de voz en nada contradice que pueda ser el mismo Francisco José que iba a ser lanzado como estrella solista pocos años más tarde, que aquí actuaba todavía en unas condiciones absolutamente precarias. El sonido del disco es tan malo y cavernario que los temas de su cara A, dos números de twist instrumental, bien podrían catalogarse de garaje-twist. Puro andergraun.



La siguiente aventura discográfica que detectamos en su carrera no fue mucho más lujosa: se trata de uno de esos LPs comerciales característicos de la serie B, con versiones de éxitos del momento interpretadas por músicos y cantantes desconocidos. Se llamaba Éxitos de 1966 y fue editado también por un infrasello de Madrid, Discorama, con versiones de Adamo, los Beatles, Polnareff, Los Brincos, Nancy Sinatra, el Dúo Dinámico, etc.... A cargo de la Orquesta "Rhitmum", nada menos.


Aunque algunas versiones eran instrumentales, la mayoría estaban interpretadas por cantantes, con sus nombres, afortunadamente, acreditados: Alejandro, Elvira y Francisco José. Si del primero no sabemos absolutamente nada, la segunda es sin duda Elvira, chica ye yé valenciana que había militado en el conjunto Los Caliope, que dejó una breve carrera discográfica en el sello Berta (el rey de los infrasellos) entre 1965 y 1967, lo que de repente convierte a este disco en una interesante pieza de coleccionismo, encantadora por la discreción de medios con que está realizado.  Sobre todo porque el tercer cantante que interviene es, esta vez sin el menor asomo de duda, nuestro Francisco José, que aquí pone su poderosa voz nasal a una versión de Tom Jones (Un hombre llorará), dentro del género melódico que le caracterizaba, y también a una sorprendente versión en castellano del Monday, monday de The Mamas and the Papas, de la que sale bien airoso, siendo capaz de sustituir él solito, con su poderosa presencia, el muro de sonido coral creado por las voces del cuarteto en el tema original, sin que nada se eche en falta.





Es posible que su trabajo con Discorama y su contacto con la cantante Elvira favorecieran que  Francisco José pudiera publicar al año siguiente su primer disco en solitario, con el mismo sello -Berta- en que grababa la cantante valenciana. La discográfica era otro de los sellos independientes del momento, así mismo de carácter humilde con respecto a las multinacionales, aunque hacia 1966-67 contaba en su catálogo con cantantes y conjuntos nada desdeñables del pop patrio (Los Saltamontes, Los Roberts, Los Angeles Azules, Kurt Savoy, Los Tricolores) y, lo más importante, servía productos grabados y presentados con unas mínimas condiciones de calidad. Lo cierto es que la historia del sello Berta es digna de atención: en los años sucesivos siguió apostando fuerte por el pop español, grabando interesantes propuestas, altamente valoradas en nuestros días (Los Paletos, Los Aguilas Reales, Seres y Sueños, Los Millers), junto a una infinidad de orquestas y solistas del submundo de la serie Z. Pero volviendo a nuestro tema, está claro que el fichaje con Berta significó todo un salto en la carrera de Francisco José; téngase en cuenta que muchos de los artistas que como él habían grabado para sello Discorama en 1965 y 1966, como Los Super ye yé, Sarita Luna y Francisco Lario (también en LPs de versiones), sólo pudieron aspirar a ver publicados sus trabajos en  EPs de la serie Disco Sorpresa Fundador.


El primer disco de Francisco José en solitario fue un single, con los títulos Derrochas alegría / Aturdido (Berta 1967), escritos por los desconocidos autores Rodríguez Montané y M. Morales. Dos temas románticos que parecen pensados para la fase baile agarrao del guateque, que no nos parecen nada del otro jueves aunque en ellos Francisco tuvo la oportunidad de exhibir con toda dignidad sus poderosas dotes vocales. Y está claro que alguien se percató de ellas, porque al año siguiente nuestro querido cantante fue lanzado al estrellato con toda una operación comercial orquestada por el sello Emi Regal, que incluyó la grabación de tres singles, esta vez sí, con todo lujo de medios: Trasplante de corazón / El chiribaila; Yo canto / Mil amores; y Cupido / Cuando creas, publicados todos en 1968.

Fichar con Emi suponía codearse con compañeros de sello discográfico superventas como Gelu, Georgie Dann, Bruno Lomas, Los Mustang o Los Salvajes, y también grabar canciones escritas por autores de primer línea como el argentino Roberto Sciammarella (creador de, por ejemplo, la archiconocida Tres Cosas (Salud, Dinero y Amor) llevada a la fama por Los Stop en el 67) y Jesús Vasallo (que escribió para Ana Kiro, Los Gritos o Cristina, entre otros), quienes firman las canciones del primer single: dos números festivos, ingeniosos y resultones, el segundo de los cuales, El Chiribaila, fue grabado también por otro grupo compañero de sello, Los 5 del Este. Temas que al parecer no tuvieron repercusión alguna, que a pesar de rozar lo encantadoramente friki -"Me llaman el Chiribaila, el Chiribaila, el Chiribaila, el Chiri por lo que charlo y el baila por lo que bailo"- están interpretados de manera tan impecable, con verdadero lujo instrumental y tanta corrección, que no debieron llamar la atención de nadie.


Mucho más redondo nos parece el siguiente single, con el que Francisco concursó en el IV Festival de la Canción del Miño, encabezado por Yo canto, un número de protesta ye yé, con letra humanista esperanzadora, a la moda de la protesta pop que se difundió en España entre 1967 y 1968, siendo cultivada por gran cantidad de grupos y solistas. Que lleva en la cara B un tremendo número soul, Mil amores, escrito de nuevo por Jesús Vasallo, que fue grabado también por el trio Los Mismos, aunque la versión de Francisco José es con diferencia la mejor. Tema que derrocha energía, que tiene como base una poderosa sección rítmica y de vientos, tal como mandaba la moda del soul que hacía furor en España en 1968, aunque todavía con esa ingenuidad e inmediatez característica del ye yé, que nos llevan a calificar este tema de Soul Ye-Yé, sin duda uno de los mejores que se hicieron de este micro-género y que situaría al lado del tremendo Más vueltas que la oreja de Michel.



Aquí el tema Mil amores:



Se despidió Francisco José de su breve carrera discográfica con un tercer single para Emi, que dignamente podría considerarse como su obra de madurez (suena a chiste cuando casi toda su producción se concentra en el año 1968, pero es que es verdad, sus tres singles con Emi reproducen esa evolución artística, del primer ensayo de juventud a la sabiduría de la madurez, ja, ja). De nuevo un numero de soul ye yé en la cara A, Cupido, más calmado y poético que el anterior; y en la B, Cuando creas, un dulce tiempo medio con vientos que algún animal como yo se atrevería a comparar con los Bloood Sweat & Tears del LP Children Is Father To The Man pero en versión reducida y formato single, que fue escrita por Aniano Alcalde, prolífico autor de canciones de pop español al que se debe, entre otros muchos éxitos, el hit Vivo cantando con que Salomé concursó en Eurovisión 69.


Después de estos discos perdemos la pista del cantante. Se ve que lo intentó, no logró el éxito y.... ¿se dedicó a otra cosa? Sea como sea, gracias Francisco José. Nos encantas.






Alfredo (de Palencia)

 

Alfredo, nacido en 1941, fue cantante activo a mediados de los años 60, período en que grabó al menos tres discos: dos EPs para el sello Columbia, fechados en 1963 y 1965, y un single para BCD, fechado en 1968. En total diez canciones, todas ellas compuestas y arregladas por un mismo autor, Rafael Royo Abril, que además era director de la orquesta que acompañó al cantante en todas sus grabaciones. 

Hemos encontrado una breve referencia sobre este compositor que falleció en 2007, a los 70 años de edad (nacido en 1937), en la que se dice que nació en Palencia, donde regentaba un negocio familiar -una imprenta- que le impidió dedicarse por completo a la música, y que tenía un hermano llamado Alfredo. Puede verse aquí: 

http://www.elnortedecastilla.es/v/20110412/palencia/rafael-royo-rotario-melomano-20110412.html

Da la impresión, por tanto, de que el compositor Rafael Royo era el hermano mayor del cantante Alfredo, como indica que ambos estén indisolublemente ligados en los tres discos, a pesar de haber sido editados por sellos distintos. Así lo indica también que Alfredo sea de la misma ciudad que Rafael, ya que en su tercer disco se rebautiza como Alfredo de Palencia, sin duda en referencia a su lugar de origen y también para distinguirse del otro Alfredo, cantante melódico y ye-yé, este originario de Bilbao, que desarrolló una amplia actividad discográfica y musical -con el sello Philips- hacia 1964-1973.   





















Los dos primeros EPs de Alfredo testimonian el buen hacer de la orquesta de Rafael Royo, que aborda de manera impecable estilos como el fox, el surf, el swing, el twist o la bossa nova, con un sonido lleno de colores y de esmerados arreglos, en los que predomina la sección de viento. Siempre acompañando la "espléndida voz grave aterciopelada" de Alfredo, calificada de ese modo (y con razón) en la contraportada de su segundo disco. Destaca en éste el surf ¿Quieres ser mi novia?, luminoso, alegre, discretamente ye-yé, con una temática bien propia del género: la declaración de amor de un chico a una chica, en medio de un jardín, donde "los olmos de la alameda, los rosales en flor, las acacias y los sauces, presenciaron tu rubor". 

Después de este disco de 1965 perdemos la pista a Alfredo y a Rafael hasta el mes de septiembre del año 1968, en que ambos concursaron en el Primer Festival de la Canción de Ultramar, que intentaba instaurar en la ciudad de Melilla un certamen similar a los que ya se venían realizando anualmente en Benidorm, Barcelona, Aranda de Duero, Orense y Puerto de la Cruz. El evento convocó un interesante elenco de cantantes, entre los que destacamos a Eva, Adolfo de Ancos, Robert Jeantal, Manuel Davilla y Juan José, que compartían con Alfredo un pasado más o menos ye-yé.

El festival fue oficialmente ganado por la canción Giovanna, escrita por Fina de Calderón, poetisa aristócrata que incansablemente concurrió a todos los festivales habidos y por haber -hay constancia de ello en su libro Mis canciones festivaleras de los años 60- sin lograr alcanzar nunca el primer premio, con la única excepción de este festival de Melilla, cuya victoria fue al parecer amañada con muy malas artes, según se cuenta en el siguiente enlace:

http://www.guateque.net/1festivalcancionultramar.htm

El caso es que se desconoce qué cantante pudo interpretar este tema, que inicialmente no figuraba entre los concurrentes. La compositora Fina de Calderón se sirvió siempre de artistas de primera fila para defender sus canciones en los festivales, incluyendo a Alberto Cortez, Marty Cosens, Mirla, Francisco Valverde, Francisco Heredero, Frida Boccara... Pero ni por esas. Sabemos tan sólo que esta canción, Giovanna, había sido interpretada con anterioridad por el gran Tony Obrador, ya que ocupa la cara B de un single suyo de 1966. Y sabemos también que es otra de las canciones melodramáticas que de manera invariable acostumbró a componer esta autora, porque Fina de Calderón no era nada ye-yé.



Igualmente se desconoce la canción que ganó el segundo premio del festival. Tan solo hemos podido averiguar que una de ellas, Ventanas abiertas, interpretada por otro de nuestros cantantes favoritos, Juan José, recibió el "Premio Especial de la Crítica" (véase la entrada relativa a este cantante), lo que podría apuntar una vez más a la actuación irregular del jurado.

Lo que sí que sabemos es que el tercer premio (¿debería haber sido en realidad el primero?) fue otorgado a nuestro Alfredo, que concurrió con las canciones Mi barca de pescador y Un mundo ye yé, ambas compuestas como era habitual por su (presunto) hermano. Canciones que fueron grabadas y editadas en un EP por el microsello BCD, en cuya portada se anunciaba (sólo en algunas copias) el asunto festivalero, aunque sin explicitar cual de esas dos canciones había sido la premiada. Para nosotros, hoy día, no hay duda: gana, y con mucha ventaja, el tema de la cara B, Un mundo ye yé, que perpetúa el sonido característico de la orquesta de Rafael Royo, esta vez con una letra de carácter reivindicativo en plan sátira suave, que se apuntaba a la moda de la canción protesta defendiendo a la juventud frente al mundo de los adultos, y promulgando la difusión del amor y la paz a escala universal. Una una revolución amable, que correspondía realizar a los jóvenes. Temática muy propia de aquel momento, cuando los temas del victimismo juvenil, la oposición a los adultos y el pacifismo ocuparon numerosas canciones en el mundo pop, particularmente entre las bandas de garage, pero no sólo, ya que fueron temas clave entre las canciones que concurrieron, por ejemplo, a los Festivales de San Remo 66 y de Benidorm 67. Sólo en el pop español, esta canción encuentra paralelos en temas grabados hacia 1967-69 por Albert Band, Colonel Pipo, Adolfo Ventas, el Dúo Dinámico, Luciana Wolf, Los Pasos, Sylvia Nelson, Ellas o Las Cuatro Monedas.























Gracias, Alfredo de Palencia y Rafael Royo por confiar en que algún día podamos instaurar el Paraíso en la Tierra. Nosotros también queremos un mundo ye-yé. Abrazos cordiales para todo el universo y más allá.