viernes, 31 de diciembre de 2021

Encarnita Ortiz

    Toda la carrera musical y discográfica conocida de la gran Encarnita Ortiz se concentra en el año 1965, cuando sabemos que participó en el VII Festival de la Canción Mediterránea, celebrado en Barcelona los días 25, 26 y 27 de septiembre de ese año, en el que también publicó toda su discografía, compuesta por un single y dos EPs con el sello Emi Regal.

    Gracias a una breve reseña publicada por la revista Fans (nº 19, 4-10-1965) sabemos que Encarnita era oriunda de Granada y, si todos los datos que aporta son correctos, que nació en 1950, se estableció Barcelona cuando contaba 7 años, que hablaba perfecto catalán y que era una quinceañera chica yeyé, amante de los conjuntos beat españoles, cuando despuntó en el mundo de la canción. 




    Encarnita estaba estrechamente ligada al prolífico compositor barcelonés Jordi Domingo Mombiela (1928-1991), que desarrolló una intensa actividad musical durante toda su vida, componiendo un sinfín de éxitos de canción ligera bajo el nombre de Jorge Domingo durante los años 60, con los que acostumbró a concursar en certámenes musicales, que fueron interpretados por una pléyade de artistas. Sólo enfocando el período que solemos trabajar en este blog, comprendido entre 1963 y 1967, sus creaciones fueron grabadas por cantantes y conjuntos tan señeros como Alicia Granados, Gelu, Luisita Tenor, Jorge Teijón, Licia, Los Cheyenes, Ana & The Modern Four, Marta Seyes, Mayte Blanco, Franciska, Rafael de la Rosa, Los 4 Barmans, Santy o Madalena Iglesias, entre otros.

    Es obvio que Jordi tenía un vínculo especial con Encarnita, que no tiene parangón en otros artistas. No sólo es autor de todas las (diez) canciones que publicó la cantante catalano-andaluza, también fue arreglista y músico de acompañamiento en la grabación de sus tres discos. 

  El primero de la serie es un emotivo EP, adscribible al universo de la Nova Cançó, con 4 canciones en catalán que Encarnita desgrana acompañada al piano por Jordi, con unos arreglos sinfónicos añadidos que le confieren un tono de lo más poético y nostálgico. Aquí tienen el EP completo:



    Para el siguiente disco EP, que lleva numero de serie correlativo con el anterior, Encarnita y Jordi cambiaron de registro, grabando temas de copla española modernizada, que cabe vincular con la moda del flamenco ye-yé que entonces estaba en pleno auge. Un disco que manifiesta auténtica devoción por las tradiciones y los tópicos de la cultura andaluza, en la que sus autores demuestran haberse empapado (hasta las cejas), para devolverla reluciente y renovada. 



















    Porque Encarna está inmensa cuando canta Morena de verde luna, tema del gran Jordi Domingo que ya habían grabado a principios de los 60 Rudy Ventura con su conjunto, Los 4 Barmans, Los 2 Españoles, Rafael de la Rosa y Luisa Linares y los Galindos, que aquí es actualizado y elevado a una potencia lírica que puede hacer brotar las lágrimas al más pintado.

    El tema aparece en portada como pieza estrella del EP, aunque las otras canciones que contiene están a su misma altura, en especial Válgame la Macarena, igual de estremecedora y luminosa. De nuevo un tema de Jordi Domingo que fue grabado en el mismo año 1965 por dos conjuntos yeyé, en sendas versiones, con un tratamiento bien distinto: Los Ebora, en plan flamenco beat, y Los Cheyenes, por el palo del garaje-rock-aflamencao. 



Aquí tienen la suprema versión de Encarnita:


    Completan el EP Puntos suspensivos
, un imposible pero absolutamente gozoso cruce entre la copla y el beat, que puede hacernos caer rendidos, postrados ante la grandeza de esta cantante, que se revela como  Encarnita o Encarnación divina cuando acomete los característicos melismas con los que las tonadilleras acostumbran a lucirse. Y un tema llamado Inspiración (algo de lo que va sobrado el disco), el menos andaluz de los cuatro, orientado por los senderos de la canción italiana. Pero escuchen Puntos suspensivos, porfa.




    La guinda a toda esta sobredosis de buen gusto fue el  single El primer piropo / Vorágine, que incluía en su cara B una versión en castellano de Vertigen, tema de su  EP cantado en catalán, y en la cara A una de las piezas mayores de todo el ye-yé español: El primer piropo (en opinión de Vicente Fabuel una canción portentosa) con letra descriptiva de las emociones que siente una muchacha adolescente ante el despertar de la pubertad.

    El primer piropo fue el tema que Encarnita interpretó en el VII Festival de la Canción Mediterránea, donde al parecer concurrió como cantante invitada, fuera de concurso, a causa de su breve edad, ya que no figura en ninguno de los listados oficiales de los artistas que concurrieron a aquel certamen, cuya crónica pueden consultar en este enlace. El tema fue además objeto de versiones por otras punteras chicas ye yé del momento: la aragonesa Licia, tan adolescente como Encarnita, que lo incluyó en su segundo EP para Vergara, también de 1965; y la madrileña Mayte Blanco, que lo incluyó en su único EP, para el sello Tempo, del mismo año. 



Si las versiones de Mayte y Licia iban sobrecargadas de ye-yés corales rellenando cualquier espacio libre dejado por el texto, en una especie de horror vacui sonoro, que dejaba bien clarito a qué estilo pertenecía esta canción, la versión de Encarnita nos parece quizá la más sutil y elegante, generosa en detalles miniaturistas como el gritito incluido tras los primeros acordes; prueba del amor y el esmero con el que fue realizada esta grabación. Escúchenla porfi:


Hasta aquí las grabaciones de Encarnita Ortiz editadas en vinilo. Sabemos que existen más en algún archivo, concretamente de su faceta como cantante de copla, según demuestra otra canción escrita por Jorge Domingo, con letra de Ricardo Tejada, que también fue grabada en 1965: Cuna de califas (canto a Córdoba) que se encuentra en youtube, extraída de una cinta, con calidad regular de sonido. Aunque esta no suena ye yé.


Ahí lo tienen, lo han podido comprobar, un caso insólito, especialmente para los tiempos que corren: dos artistas catalanes, postrados humildemente ante la grandeza de la cultura andaluza, que además supieron reinterpretar con enorme elegancia. Nos gustaría que cundieran ejemplos como este. El mestizaje es la vida misma.


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